Es costumbre que la juventud venezolana incluya entre sus opciones a corto o largo plazo mudarse de ciudad e incluso de país. La fuga de cerebros es un fenómeno que ha incrementado su frecuencia en los últimos años y parte de los jóvenes neoespartanos no duda en sumarse a este movimiento. Publicado en El Sol de Margarita.
A los muchachos de la Unidad Educativa Margarita, razones parecen sobrarles pues aseguran que la inseguridad y los problemas económicos los están echando de su país.
La mayoría tiene bastante claro a muy temprana edad a cuál oficio quiere dedicarse; ingeniería, leyes, enfermería son sólo algunas de las profesiones que estos jóvenes sueñan tener.
Sin embargo, algunos aseguraron que de tener la posibilidad de estudiar o trabajar en otro país, lo harían. Estos jóvenes se encuentran estrechamente ligados al tema político y son sumamente sensibles y críticos a los actos de quienes gobiernan la nación y de las consecuencias que sus acciones puedan tener sobre sus vidas.
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Esta situación es relativamente reciente. En tiempos anteriores, las aspiraciones de los muchachos bachilleres solían quedarse dentro de las fronteras venezolanas. Soñaban con un futuro promisorio y lograban materializarlo.
Actualmente los muchachos de manera prematura planifican su vida en lugares desconocidos y se lanzan a una vorágine laboral, que en algunos casos resulta bastante dura, pero que no los amilana.
Los jóvenes tienen la meta clara de tener un título en sus manos, pero pensar en cuáles son los medios para lograrlo les causa cierta incertidumbre. Comentaron que los problemas que se padecen hoy en día han mermado su calidad de vida y en ciertos casos su rendimiento escolar.
Expresan airados que les gustaría quedarse en su país junto a su familia y amigos, estudiar y trabajar en Venezuela para los venezolanos.
