Así opina este panameño de la xenofobia en Panamá

Así opina este panameño de la xenofobia en Panamá

En el diario “La Prensa” de Panamá, apareció el día de hoy un artículo de opinión firmado por Félix Puga titulado “Todos somos panameños” en el que emite su opinión respecto a las campañas nacionalistas y antiextranjeros que se han evidenciado en los últimos tiempos en ese país, a continuación reproducimos el artículo:
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“Si usted aplaude que un comediante no pueda presentarse en Panamá debido a las amenazas a su integridad física, entonces, a usted lo espera una choza en el desierto, porque medidas como estas, por lo general, se aplican en lugares en donde hay camellos y las mujeres visten burkas.
Desde hace unos años he visto cómo la sociedad panameña ha incurrido en el linchamiento mediático para deportar a la empleada de un banco, propone quemar los libros de un economista internacional y, ahora, pide promulgar leyes para evitar que se hagan comentarios que algún panameño encuentre ofensivos.
No sé si es la mayoría la que encuentra este comportamiento justificado –esperaría que no–, pero la dimensión de los efectos me hace pensar que estamos en un país repleto de personas con un umbral de madurez tan bajo como el de los estudiantes de una guardería.
No voy a perder mi tiempo analizando una sola palabra del repertorio del hiposódico comediante venezolano. Tampoco ahondaré en la evidente discrepancia respecto a la indignación nacional que produce que se burlen de los panameños, y de personas que se han pasado media vida riéndose de chistes sobre gallegos, argentinos, negros, etc.
De por sí, es ridículo tomar en serio declaraciones de comediantes, pero darle color a un estándar de humor, tan bajo, no tiene sentido. Mucho más doloroso para él sería demostrarle, mediante nuestra indiferencia, que simplemente le deseamos buen viaje en su camino.
Lo que, ciertamente, me preocupa es en que todos estos conflictos absurdos terminen en campañas de nacionalismo artificial, barato y, sobre todo, vacío, dedicado a sobredimensionar cada estupidez que algún inadaptado decida publicar en las redes sociales.
Se han registrado dos tipos de asimilaciones masivas de inmigrantes en la historia moderna americana. La prevalente es la asimilación natural y positiva, es decir, aquella en que el inmigrante mantiene ciertos aspectos de su cultura, pero, generación tras generación, se integra a la realidad del país del que forma parte. Esta es la que se registra en Panamá desde su nacimiento. Como nación, somos el resultado de una mezcla de inmigrantes antillanos, europeos, chinos e indígenas, y la evidencia física de su integración está en el mestizaje y la complejidad de nuestras relaciones sociales. En el Panamá de hoy, el que yo conozco, me parece imposible revivir una realidad parecida a la de los residentes de la denominada Zona del Canal, con un marco jurídico diseñado para proteger la segregación racial.
La otra asimilación de inmigrantes es tipo nacionalista–religioso, cuyos resultados los vemos en Europa: Hijos y nietos de musulmanes, de tercera y cuarta generación, que a estas alturas ya deberían tener un potente sentido de pertenencia al país en donde viven y, sin embargo, jamás se han sentido integrados a una realidad histórica, que los desprecia y rechaza. Pregunto, sin el ánimo de buscar culpables: ¿Ha sido ese antagonismo entre occidentales y musulmanes beneficioso para los países o todo lo contrario?
Los extranjeros son una realidad en Panamá. ¿Queremos que dentro de 20 años sus hijos desprecien a este país, debido al rechazo por parte de grupitos de perdedores, reaccionarios y xenófobos?
No hacemos patria promoviendo al mediocre ni despreciando los acentos extranjeros. Al ciudadano que vive en esta tierra se le debe exigir decencia y productividad, sin que importe cuál sea origen.
Dejemos a un lado ese resentimiento colectivista, potenciado por la baja autoestima. Cada persona debe ser responsable de sus palabras. Los venezolanos no son un club de fútbol. No se consultan, entre ellos, lo que publicarán miles de individuos en las redes sociales. ¿Le gustaría a usted que, por ser panameño, se le perciba como un corrupto que lava dinero? Generalizar es despreciable, tanto aquí como allá. Al buscar conflictos innecesarios empeoramos la situación.
Si vivimos en este país, entonces, todos somos panameños. Si de verdad queremos a Panamá, dejemos de buscar divisiones artificiales. Alejémonos de la arenga nacionalista, pues la historia demuestra toda la ruina que ha dejado a su paso. Demostremos a nuestros hijos que ser buen panameño implica también ser un buen ser humano. De nada vale que “Panamá sea de los panameños”, si detrás de la frase no están las personas justas y decentes que la sociedad requiere.”