Algunos choques culturales durante los primeros años en Madrid | YoEmigro.com

Algunos choques culturales durante los primeros años en Madrid

Después de vivir en Venezuela durante toda nuestra vida (y un par de años en Panamá) llegar a Madrid y conocer el carácter y estilo de vida de los madrileños fue una experiencia muy enriquecedora. Es cierto que muchas cosas nos resultaron familiares desde el primer día, como la mayoría de las palabras, la comida o el carácter fiestero de los fines de semana y vacaciones… ¡Pero muchas otras nos sorprendieron bastante!

Como le ocurre a la mayoría de los inmigrantes, durante los primeros años experimentamos emociones encontradas por haber abandonado nuestro contexto cultural propio para sumergirnos en uno distinto. A este proceso se le conoce como “choque cultural” y aunque al principio era mucho más fuerte que ahora, aún hay cosas que nos asombran de la vida en esta maravillosa ciudad. Estas son algunas de ellas:

La policía y la Guardia Civil no dan miedo

Venimos de un país donde, lamentablemente, los policías y los guardias nacionales dan tanto miedo como los delincuentes. En Venezuela, el riesgo de humillación, maltrato, desprecio, extorsión o amenaza (por decir lo menos) está siempre presente cuando se interactúa con un miembro de un cuerpo de seguridad. En Madrid, la gente siente mucho respeto y admiración por los policías y guardias civiles, pues el prestigio de estas instituciones es enorme y permanentemente están demostrando su elevada moral y compromiso con el bienestar y seguridad integral de los ciudadanos.

Los funcionarios públicos no son corruptos

Habrá sus excepciones como en cualquier lugar del mundo pero, en líneas generales, a los funcionarios públicos en España les cuesta tantos años de estudio y sacrificio conseguir sus puestos de trabajo que para ellos no vale la pena ponerlos en riesgo por sobornos o diferencias de trato, que no compensan los beneficios que les otorga ser empleados del Estado.

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Ese chocolate que en Venezuela la gente solía darle a la secretaria del Juzgado o del Registro Público para “endulzarle la tarde” y ver si así les entregaba el acta que necesitaban o les ponía el sello que les urgía, aquí es sencillamente impensable. Si alguien trata de hacerlo (incluso con la mejor intención del mundo) se sorprenderá de cómo le dirán que no pueden aceptarlo, pues está prohibido.

El transporte público tiene horarios ¡y los cumplen!

Sabemos que cuando hay huelga de operarios todo se vuelve un caos… pero hablemos de los días normales (vamos, que las huelgas no son todos los días). Todavía nos impresiona que si un autobús tiene que pasar por una parada a las 23:59 lo haga, aunque seamos las dos únicas personas en toda la ciudad esperando por él.

En la zona norte del estado Anzoátegui, donde vivíamos antes de emigrar a Madrid, la disponibilidad de transporte público dependía del estado anímico del prestador del servicio que, si consideraba que a esa hora estaba mejor en su casa porque no le merecía la pena estar trabajando, sencillamente no lo hacía.

Los disparates de la izquierda radical

Aunque en Venezuela la gran mayoría de los partidos políticos sean de izquierdas, los venezolanos tenemos referencias claras sobre la división más clásica del espectro político por lo que conocemos a través de las noticias de otros países como Colombia, Estados Unidos y la misma España.

Por eso sabemos que existen partidos como el PSOE que, a pesar de ser de izquierda, cuenta con una gran tradición política y hay gente seria que les vota. Sin embargo, cuando llegamos a Madrid nos sorprendió que otros partidos, que podríamos denominar “radicales” tengan propuestas super retrogradas que sencillamente no están en sintonía con el mundo moderno o con la lógica más elemental, como la propuesta de crear un “comité denunciador”, el “comité para buscar la verdad”, el control a los “actos sospechosos de inmoralidad” y otras joyas que dejaban leer en algunas propuestas de gobierno por allá por 2016.

Esas ganas de visitar sus pueblos

Sin importar lo lejana y recóndita que sea la provincia donde queda el pueblo en el que un habitante de Madrid, o sus padres o sus abuelos hayan nacido; es posible ver brillar sus ojos cuando se refiere a ese punto específico de la geografía española, bien sea por su gastronomía, sus fiestas, su paisaje o cualquier otro rasgo distintivo que pueda tener.

En Madrid, “tener un pueblo” es tener un lugar donde tomarse un respiro de la vertiginosa y trepidante dinámica cotidiana de la gran capital… y a la gran mayoría le gusta mucho el turismo rural. En Venezuela, y debemos reiterar que seguimos hablando únicamente de nuestra experiencia personal, era muy poco común que alguien contara los días para ir a desconectarse en un pueblito llanero, oriental o sureño. Esto tiene su lógica: la falta de infraestructura hacía que paseos y pernoctas en estos lugares fueran incómodos e inseguros.

Los tertulianos de la tele

En la televisión española abundan los programas de opinión y telerrealidad. A diferencia del formato al que estamos acostumbrados en Venezuela, el “panel” de expertos invitados a compartir su punto de vista sobre el tema abordado, no suele participar en orden. Aquí (y cinco años después todavía no lo entendemos) parece que la intención primigenia es que discutan con tal nivel de pasión e intensidad que terminen gritando todos al mismo tiempo y el telespectador no se entere de lo que dicen.

Reconocemos que hay algunos programas en los que se hace un esfuerzo por que no ocurra de esta manera pero en la gran mayoría, cuando alguien está hablando, otro le interrumpe ferozmente hasta que el presentador debe intervenir. Honestamente, es agotador para oídos y sistemas nerviosos no acostumbrados.

Como estos, hay muchos otros ejemplos de “choques culturales” que puede experimentar un iberoamericano que emigra a Madrid pues, aunque nuestras tradiciones y formas de ser son muy cercanas, también hay diferencias importantes en cuanto al sistema político, el ritmo de la economía, las normas de convivencia, las manifestaciones artísticas, las estaciones del año, el mercado laboral, los tipos de familias y muchas cosas más… ¿Qué cosas te sorprendieron más cuando emigraste a Madrid? ¡Déjanos un comentario!

Por: Enrique Vásquez y María José Flores