Demandantes de asilo venezolanos en España piden se agilicen sus solicitudes | YoEmigro.com

Demandantes de asilo venezolanos en España piden se agilicen sus solicitudes

Una treintena de solicitantes de protección internacional recién llegados a España han pedido este miércoles al Ministerio de Trabajo que agilice su entrada en el sistema de acogida para poder tener al fin la vida digna que no han podido tener en sus países y que aquí de momento se les deniega.

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«Allí el miedo es horrible. Estoy acá porque mi país está muy mal, pero nadie quiere salir de su país; si Venezuela estuviera bien, yo no estaría aquí, pero el miedo a que maten a mi hija es súper difícil», asegura Anginneth a la entrada de la Secretaría de Estado para las Migraciones.

Es una de las demandantes de protección que ha formalizado un requerimiento para que «cese la vulneración de sus derechos fundamentales», asegura Patricia Fernández, abogada de la Coordinadora de Barrios, quien advierte: «si, como dice la ley, en el plazo de 10 días no se ha censado, valoraremos la interposición de demandas ante los tribunales».

Anginneth relata que huyó de Venezuela, donde trabajaba de profesora, tras sufrir la persecución por motivos ideológicos. «Nos obligaban a que dijéramos que el presidente era bueno y que todo estaba bien, y en vista de que no estábamos de acuerdo, empezamos a protestar, hasta que llegaron las amenazas». «Hicieron un desastre en mi casa y me amenazaron con mi niña de 10 años», explica.

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De forma que ahorró para los billetes y el 6 de junio aterrizaron en Barajas, en cuyos bancos pasaron cuatro noches; habló con varias organizaciones, y gracias a Acnur contactó con una abogada gracias a la cual acabó acogida en el Centro Parroquial San Carlos Borromeo.

Esta parroquia acoge a otros 26 solicitantes de asilo, de los que solo once están en lista de espera de una plaza, mientras el resto «ni siquiera han sido valorados, ha censurado Fernández. Solo en el último mes, ha atendido a más de 200 personas, 40 de ellos menores.

«Todas han pasado noches en la calle, en escaleras, escondidas en portales o en cajeros automáticos, y ahora se encuentran acogidas en alojamientos precarios o en San Carlos, que no cumple las condiciones», añade.

El motivo por el que aún no han ingresado en el sistema, dice, es «la falta de previsión del Gobierno», a lo que se une, en el caso de Madrid, que la Comunidad lleva cinco años sin ampliar el número de plazas y el Ayuntamiento ha cerrado el único centro público para familias de refugiados.

«Actualmente hay unas 8.500 plazas en el sistema de acogida, pero más de 4.000 personas están en situación de espera y muchas de ellas ni siquiera eso», cuando lo «lógico» es que una vez que hacen la solicitud tengan acceso a la fase de evaluación y derivación del programa «de forma inmediata».

Fran también espera una respuesta. Su «aventura» empezó dos semanas antes de llegar a España el pasado 24 de junio junto a su mujer y sus dos hijas. «Lo dejamos todo, nada estaba planificado ni hecho, fue una emergencia».

Con su bebé de cinco meses en brazos, el joven relata que regentaba un negocio familiar en El Salvador, lo que le convirtió en objetivo de extorsiones; en un lugar «donde el control territorial es de las pandillas, es muy difícil vivir solo en clandestinidad», afirma.

Así que la única opción era salir. Descartaron Estados Unidos por la «política xenófoba contra los inmigrantes» y porque el camino es mucho más peligroso, más aún para los niños. «No quisimos arriesgar la seguridad y la vida de nuestras hijas», subraya.

Una vez en Madrid, comenzó a pedir información a gente latina que reconocía «por sus rasgos», e inició así un tedioso periplo por distintas organizaciones, que «se pasaban la responsabilidad» unas a otras.

Sin embargo, en San Carlos les abrieron las puertas «sin preguntar nada», con lo que cambió su primera impresión de España. «Es lo que más nos ha marcado: aquí hay gente muy humanitaria que está a favor de que esto mejore para cada uno de nosotros», concluye agradecido.

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