A pesar de la desaceleración de los mercados globales, la caída de los precios del petróleo y el aumento de las propias capacidades industriales de los mismos, estos cuatro países aún se sostienen en la línea del crecimiento per cápita que los hace mostrar un mayor desarrollo por encima de las otras naciones del planeta: Estados Unidos, China, Alemania y Canadá.
El gigante americano no deja de lucirse como la economía más pujante, y aunque las dudas de las expectativas de crecimiento real al final del 2016 para el Banco Mundial atemorizan a naciones en vías de desarrollo, Estados Unidos viene aumentando su Producto Interno Bruto (PIB) calculado en miles de millones de dólares desde el 2013 hasta el recién finalizado año 2015, cuando registró, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) 18.124,7, casi 8 mil millones más que su competidor asiático, China, que marcó algo más de 11 mil millones de dólares en su PIB.
El campo tecnológico y su demanda ha empujado a EE.UU. a escapar de una de las recesiones más críticas que ha experimentado la economía mundial en 2008, donde su mercado inmobiliario prácticamente se congeló y las principales firmas financieras que miden el llamado “riesgo país”, por primera vez, luego de la depresión de los años 30’s en el siglo XX, rebajaron su capacidad de pago; situación que frenó el crecimiento de la Unión Europea y llevó a China a replantear su política exportadora; éste país con la mayor cantidad de habitantes en la tierra desde hace más de veinte años viene pisando fuerte el poderío estadounidense. Tras siglos de ser considerada la nación de la mano de obra, hoy China representa la economía con la manufactura más fuerte.
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Los asiáticos presumen un crecimiento estable por 35 años consecutivos de alrededor 9%, una cifra que ningún otro país ha podido superar. Aunque por primera vez en más de tres décadas, China ha visto caer sus capacidades monetarias, que en el último trimestre puso a temblar los mercados financieros globales, motivando al Banco Central chino devaluar la moneda. Pero la situación aún sigue marcando síntomas de firme desarrollo, logrado por las reservas que han acumulado, y que los lleva a pensar en un renovado proyecto de infraestructura interna y fuera del país, especialmente en un eje: Asia-Europa, con una inversión estimada en más de 21 billones de dólares.
La ralentización de la economía mundial, para muchos expertos generada por los conflictos en medio oriente y la emigración exacerbada de refugiados de esa zona a Europa, que ha intervenido en la caída de los precios del petróleo, ha llevado a que muchos inversionistas vean con desconfianza la mayor economía de la zona euro: Alemania. Sin embargo, éste país cerró en 2015 con más de 3.000 billones de PIB; y su principal banco, el Bundesbank, señaló en enero que la caída de la cesta petrolera motivará el consumo de los hogares alemanes, que junto a la positiva tasa de desempleo, incidirá en un crecimiento de la economía y un estable porcentaje de la inflación que no superará el 0,25.
Aunque Canadá, que cierra ésta lista, está ubicada según el ranking mundial del FMI como la décima economía más grande de la tierra, superada por India, Italia, Brasil, Gran Bretaña y Francia, el país norteamericano se destaca por ser la tercera región con los datos socioeconómicos más positivos para vivir, entre las 188 naciones del mundo clasificadas. Según un estudio de “Us News & World Report”, Canadá, junto a Dinamarca y Suecia generan un ingreso de renta per cápita por habitante que supera los 41.000 euros anuales. Expertos estiman que éste Estado, aunque no es explosivamente creciente, es la nación más estable del mundo, generando la confianza para la inversión, lo que incide directamente en la baja de su tasa de desempleo, la cual se estima caiga al 5% este año.
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