Experto asegura que los emigrantes venezolanos sufren un "profundo duelo" | YoEmigro.com

Experto asegura que los emigrantes venezolanos sufren un "profundo duelo"

La siguiente es una entrevista que otorgó el psicólogo venezolano Vladimir Gessen a El Diario de Caracas , en la que explica lo que le está ocurriendo a los venezolanos que emigran y las principales razones por las que actúan de la forma que actúan.
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A continuación la entrevista completa:
De acuerdo a encuestas, en América Latina, por lo menos uno de cada tres jóvenes hispanoamericanos quiere irse de su país. En Venezuela, dos de cada tres… ¿Por qué ocurre esto… cuál es su opinión?
– En general, muchos ciudadanos emigran, por razones económicas, sociales, políticas o huyendo de guerras, de persecuciones, de la miseria, del terrorismo, de la inseguridad o de la violencia. Pero, tan importante como las causas de la migración son las consecuencias.
¿Para la familia, para el país?
– Sí, y para el propio emigrante. La migración afecta emocionalmente. El dejar prácticamente todo atrás, convivir con personas diferentes, de distintas culturas y formas de pensar, va creando una profunda huella afectiva. No olvidemos que desde el mismo nacimiento, los seres humanos vamos creando vínculos y relaciones con el entorno que nos rodea. Esto incluye a nuestros seres queridos, a nuestros amigos, al sitio donde vivimos, al idioma que hablamos, a la cultura de la cual formamos parte, a los hábitos y costumbres de nuestros coterráneos, a nuestra gastronomía, y todos estos elementos han jugado un rol determinante en la estructuración de nuestra personalidad. Si se pierden estos lazos nos afectará de manera profunda porque pondrá en juego nuestra identidad y nuestra seguridad como persona. Comenzaremos a padecer un largo y creciente luto.
¿Cómo si muriera un familiar?
– Peor, porque cuando fallece un ser querido, sufrimos un duelo que tenderá a asimilarse. Con el tiempo ira disminuyendo el dolor y se irá aceptando el hecho. La vida continuará. El problema con la emigración es que las pérdidas que provoca son más complejas y duraderas. No solo percibiremos la separación de un ser querido sino de muchos familiares y amigos. Además perderemos parte de nuestra identidad, nuestra estabilidad y de nuestra seguridad. Esta situación obliga a la persona que emigra a vivir un estado de tensión y de estrés que se desarrollará generalmente en un ambiente hostil, y donde se le discriminará de alguna manera, aunque de una u otra forma diferente a la propia hostilidad que le hace irse del país de origen. Sin duda alguna, habrá momentos de angustia, tensión, tristeza, añoranza y pena que pueden complicarse y desarrollar una depresión u otro trastorno de personalidad reconocido como el Síndrome del Inmigrante que incluye los lutos por las distintas pérdidas que sobrellevará el emigrante, hasta que al final lo supere.
¿Cuáles son esas pérdidas?
– En el caso venezolano creo que la primera es la pérdida de la lengua materna, porque en la mayoría de los casos se emigra a países con distinto lenguaje que el original como Estados Unidos y Canadá, aunque muchos están emigrando a España o Panamá. Cuando el idioma original es el español, habrá problemas de adaptación con el inglés, el alemán, el chino o el francés y se tardará años en acoplarse. No tanto en italiano o el portugués. El no poder expresarse correctamente provoca una sensación de inseguridad que acompaña por largos años al emigrante. Aun al aprender a hablarlo, el distinto acento lo hará diferenciarse del común y de alguna forma el emigrante se siente y lo sienten diferente, y esta diferenciación –aunque no existiera discriminación- siempre molesta. La falta de la lengua materna generará el primer duelo.
¿Y los seres queridos?
– La sitúo en segundo lugar porque la actual tecnología de las comunicaciones permite mantener el contacto virtual con los seres queridos. No obstante la pérdida relativa o parcial de nuestros seres queridos y amigos es una realidad. Poco a poco va afectando. Como es natural, quien emigra deja atrás a sus padres, a sus hermanos y muy posiblemente dejará temporalmente a su pareja e hijos. Esta pérdida del contacto personal con los seres queridos generará nostalgia y tristeza en el emigrante de la primera generación, pero también afectará a los hijos porque pierden el vínculo con sus ancestros y sus raíces, lo cual contribuirá con el desarraigo cultural de la familia entera. Será un luto parcial. Máxime ahora que el alto precio de los pasajes impide los viajes de algún encuentro familiar.
¿Más lutos?
– Sí. La tercera perdida se refiere a los cambios que se enfrentarán en la manera de ser quien emigra. Cada sociedad y cultura tiene sus propias expresiones, su música, su forma de hablar, sus modismos, sus expresiones corporales, su manera de vestir, de comportarse, sus leyes, códigos morales, sus relaciones humanas, sus costumbres y su religión. El emigrante tendrá que convivir, de manera general con otros ciudadanos habituados a un distinto cuerpo de ideas y de conductas diferentes que lo harán sentirse distinto y auto-discriminado. La forma de reírse o estar alegre de un latino es muy diferente a la un sajón. Incluso, la forma de hacer el amor es distinta entre culturas diferentes. Es común las consultas de jóvenes latinos que se sienten discriminados por las jóvenes estadounidenses por considerarlos muy “enrollados” como diríamos en Latinoamérica. También, jóvenes latinas se sienten atropelladas por jóvenes estadounidenses por la velocidad con la cual quieren adelantar la relación. La latina quiere que la enamoren y la conquisten por el oído.
La cuarta pérdida.
– La de los paisajes y la tierra. Generalmente, la persona a la larga dirá a los “del otro país” que su nación es la más bella y tenderá a idealizar a “su tierra” como la mejor del Mundo. Así lo dirá y creerá, aunque a veces, al principio hable mal de su país –en muchos casos con justificada razón- como un mecanismo de explicar por qué se fue de allí. Así, se verá afectado por el cambio de la geografía, la ubicación y el medio ambiente, como sería el caso de alguien que provenga de un país tropical y emigre para un país del norte. Los Caraqueños extrañaran el Ávila, por ejemplo.
La quinta pérdida.
– Tiene que ver con el status social de la persona, no importando en que posicionamiento se encuentre en su país de origen, porque, normalmente, la mayoría de los emigrantes trabajarán en labores de menor importancia que la tenían en sus países. Asimismo, tenemos que tomar en cuenta que existen aún sectores sociales racistas y discriminadores en la mayoría de los países del mundo. Los latinoamericanos son generalmente discriminados en los Estados Unidos y Europa, De una forma u otra, todo inmigrante será discriminado en algún grado en el país que escogió para vivir.
La sexta pérdida.
– Es la del contacto con los iguales a uno, la perdida en buena medida de tu identidad. Es conocida como la pérdida del contacto con el grupo étnico o nacional de origen. Cada hombre o mujer basa su identidad personal en su origen, en sus ancestros, en su historia, en su familia, en su forma de trabajar. Una de estas identidades es su arquetipo nacional. Tiene que ver con su pertenencia a un grupo humano que posee unas características comunes.
Cuando se emigra, aunque no lo deseemos nos desnacionalizamos en alguna medida. En cada país, las personas somos “algo”. Somos venezolanos, españoles, franceses, estadounidenses. Pero, el emigrante deja de ser ese “algo” en el país en donde vive. El sigue siendo nacional de un país pero, aprende a ser “algo” del otro. No es extraño escuchar, luego de algunos años que el emigrante se sienta desadaptado en el país donde vive y en el propio país donde nació. Esto desdibuja su identidad personal y su identidad nacional. Se tiene que aprender a ser binacional, lo cual no es nada fácil.
¿Existen otras pérdidas que generan luto?
– Sí. Una es la de la seguridad física, dada la presencia de riesgos importantes que sufren algunos emigrantes. Como el de los emigrantes de Cuba, de México o Centroamérica, en donde se arriesga la vida para llegar a Estados Unidos de América, o el caso de los ilegales en cualquier país que se ven sometidos a malos tratos por parte de autoridades inescrupulosas. Hemos visto particularmente a emigrantes venezolanos e hispanoamericanos en Estados Unidos padeciendo enfermedades que no pueden atender por falta de recursos o por no saber cómo buscar ayuda profesional.
Otra sería la perdida de saber cómo hacer las cosas. En el país de origen, sus habitantes saben cómo sacar una partida de nacimiento, un pasaporte, como conseguir un medicamento, como lidiar con un policía, donde conseguir algún tipo de alimento, o de algún bien o servicio. El emigrante mientras se adapta no sabrá cómo hacer muchas cosas.
¿Cómo se pueden superar estos lutos?
– Todas estas pérdidas llevan a crear un Duelo Migratorio en las personas que pasan por esta experiencia y a convivir con estas frustraciones cotidianas, sentimientos de tristeza, nostalgias y desarraigo, oculto en lo más íntimo de su ser.
Sin embargo, debemos recordar lo que se sufre con una pérdida como la muerte de un ser querido, o la pérdida de la pareja por otras razones como el divorcio. Todas toman un tiempo para que podamos superarlo. En el Síndrome del Emigrante, no es una sino varias las pérdidas y algunas de ellas se perpetúan en el tiempo. Por ello, lo mejor es que se esté consiente, cuando se decida emigrar, de estos y otros problemas, y no se tome, a veces muy a la ligera, decisiones que afectarán las vidas de quienes emigran y la de sus familiares.
Muchos emigrantes son ayudados a convivir con sus problemas por sus psicoterapeutas, o en casos como las depresiones, por sus psiquiatras. Sin embargo, hasta el presente, la mejor forma de superar en parte las pérdidas, es convivir con sus iguales en el extranjero, a través de organizaciones y clubes de conciudadanos y frecuentar los sitios en donde vivan o que visiten sus paisanos. Los ciudadanos de origen mexicano encuentran en los Estados Unidos muchos iguales a ellos y zonas en cada ciudad “mexicanas” y organizaciones civiles que lo ayudarán. Igualmente, podemos encontrar “chinaTown” y “litleItaly” o “el barrio” en muchas ciudades. En Nueva York un puertorriqueño se sentirá bien en donde viven sus connacionales. Esto favorecerá al emigrante. Hasta existe KoreaTown en Los Ángeles.
¿Y los venezolanos?
– Uno de los problemas que hemos encontrado en los Estados Unidos, es que la forma de ser individualista e independiente de los venezolanos evita que se creen organizaciones civiles que los aglutinen. Realmente admiramos a quienes han establecido fundaciones y ONGs de venezolanos de origen. Pero les ocurre, a la mayoría de ellas lo que a los condominios o asociaciones de vecinos en Venezuela… Casi nadie participa. Contrario a los mexicanos en Estados Unidos por ejemplo, o los cubanos en Miami que tratan de permanecer juntos y de colaborar entre ellos. Los venezolanos pareciera más bien que tratan de evitarse. Esta conducta lejos de ayudar, profundiza el síndrome del inmigrante porque lo aísla y lo hace sentir en soledad y sin apoyo.
¿Una recomendación a los venezolanos?
– Búsquense unos a otros, compartan sus alegrías y tristezas, no pierdan contacto con sus familiares y amigos, ayúdense entre sí, y sobre todo no se auto-discriminen, sientan el orgullo de su origen venezolano.