La Alianza del Pacífico (AP) es uno de los más novatos pactos económicos del mundo que ha centrado su acción en el crecimiento mercantil desgravando aranceles de importación desde el año 2012, entre: Perú, México, Colombia y Chile, además de una veintena de naciones exploradoras que ven en la unión suramericana un punto de arranque que estimule esquemas financieros emergentes.
Luego de una propuesta del entonces presidente de Perú, Alán García, presentada a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, se comenzaron a establecer la bases de un encuentro más que bilateral entre las regiones que son frente del extenso mar Pacífico y el eje asiático. Los diálogos se produjeron en el marco para buscar un empuje a las economías de la zona en ese preciso instante, cuando otros mecanismos multilaterales se agrupaban casi en un mismo orden, como el fortalecimiento de los BRICS, el performance monetario que junta las poderosas maquinarias de Brasil, China, Rusia, India y Sudáfrica; además de los mecanismos que adoptaba Mercosur, la fijación de Unasur y los Tratados de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica.
La AP se fue edificando no como una respuesta, pero sí como una opción de competitividad sudamericana, poniendo sus ojos en el mercado emergente chino, japonés, surcoreano y también transatlántico con Oceanía. Así fue como la aceptación también de Chile propulsó el engranaje que se concretó el 6 de junio de 2012, cuando el exmandatario austral, Sebastián Piñera, terminó por delinear los pasos y convocar a sus colegas de Perú, Colombia y México, concluyendo todo con un acuerdo Marco, el cual rige las operaciones finales de la AP.
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Entre los logros de ésta alianza se destacan:
- La desgravación de 92% de aranceles entre sus Estados miembros; haciendo que la comercialización sea un paso rutinario sin caer en la burocracia fiscal. El otro 8% se ha ido reduciendo porque se estableció un período de casi 9 años para completar la totalidad.
- Reconocimiento pleno de la integración productiva; es decir, que los países miembros de la AP consideran como locales los productos comprados a sus socios, incentivando así el crecimiento interregional.
- Los ciudadanos oriundos de estos cuatro países pueden desplazarse entre fronteras sin ninguna restricción diplomática; pues, existe el libre acceso, producto del acuerdo.
- Ha sido mucho más efectivo que una simple negociación de Libre Comercio; pues, se convirtió en un mecanismo de integración económica que compite a escala global como un bloque unido. De hecho, la AP está considerada como la décima economía más importante del planeta.
- Los intercambios no sólo son en el sector financiero, sino también en el espectro educativo, cultural, deportivo y científico.
La importancia de la AP se traduce en la solidez que puede lograr a mediano plazo como un mercado distinto sin un enlace directo a las economías más poderosas del mundo, sino que se cohesione figurando entre la lista de las mismas. La AP tiene en este momento a su favor los repuntes positivos de los mercados en México, el estable crecimiento de Chile y Perú, y una apuesta, aunque todavía débil, del emprendimiento tecnológico en Colombia, atractivos claros que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha explicado como una de las zonas de capital más dinámica del futuro; por contar entre sus miembros a más de 200 millones de habitantes y el conjunto del 35% del Producto Interno Bruto de toda Latinoamérica.
En ese contexto, Estados Unidos ha visto en la AP una posibilidad de inversión, que muchos expertos traducen en una manera de acrecentar su geopolítica y mediar ante el mercado chino, que sin dudas apuntará fuertemente hacia este grupo. Por los momentos, el gigante de Norteamérica sólo participa como país observador junto a otros, entre ellos también Canadá, Alemania y, varios sur y centroamericanos.
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