Cuidado al emigrar con niños: Ellos son los que sufren las peores secuelas

Cuidado al emigrar con niños: Ellos son los que sufren las peores secuelas

Armando es un niño que pronto cumplirá seis años. No soportó la salida del país de su papá, quien a pesar de ejercer la profesión como abogado penalista, decidió emigrar hacia Panamá. El poder adquisitivo disminuía y no le alcanzaba para la manutención del hogar. Pese a contar las herramientas  tecnológicas, el niño se negaba a tener algún acercamiento visual con él. «Cuando me conectaba por Skype se alejaba. Era impactante observar su conducta, el rechazo y  desapego me hería el alma y fue cuando me di cuenta que no sopesé la estabilidad emocional de mis hijos con la económica. Tampoco les pedí su opinión de mi salida. Solo me limité a explicarles las razones», contó Francisco Duarte, de 35 años, padre de tres hijos.

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Evidentemente Armando reconoce que la figura de su papá representa el amor, el afecto y la seguridad. Por ser tan solo un niño no colocó como prioridad la estabilidad. Y es cuando comienza a predominar en el infante un problema conductual  y ejerce la rebeldía ante cualquier tipo de acercamiento. Pese que en su hogar aún contaba con su mamá y hermanos. Gabriela García de Primera, socióloga, asegura que desde el punto de vista sociológico la emigración es un fenómeno natural y normal dentro de los procesos de intercambios de culturas, pero a su vez  asegura que el flagelo de emigración que vive Venezuela es una situación atípica que condujo a consecuencias como el desdibujo de la estructura familiar.

«Los niños, adolescentes y preadultados, estos últimos, quienes no alcanzan la independencia o no están emancipados, son vulnerables a las secuelas, porque la comprensión  del desapego del progenitor o de esa figura de protección significativa, padre o la madre, no la observan de manera normal. La figura de protección del hogar y de afecto es arrancado de manera abrupta del núcleo familiar, independiente de la existencia de una comunicación clara de la emigración, los niños no podrán sopesar la estabilidad económica  con la afectividad». Así lo reseña LaVerdad.com, con un trabajo periodístico de Crisbelis Salas.

¿A quién le dejo a mis hijos?

La pregunta frecuente de los padres que emigran es a quién delegan su rol. Es en ese momento cuando se desprende otro factor negativo, puesto que, en primer lugar el niño no entiende que sus cuidadores representan “proporcionalmente” la figura de su madre o padre. «Muchos padres creen que suplen su ausencia otorgando la responsabilidad a los abuelos que no tienen edad ni fuerza vital para cuidar a los niños. Los niños necesitan temperamento y disciplina que los abuelos no están en condiciones de dar y no es porque no quieran sino que no pueden. El duelo no solo está vinculado con la muerte sino también con el desapego, pues los niños creen que sus padres lo abandonaron, sobre todo cuando la comunicación es nula».

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La elección del “cuidador” es esencial, puesto que debe tener condiciones para evitar los factores de riesgos, desde abuso sexual infantil hasta la orientación de vida e incluso debe garantizar el cumplimiento de tareas escolares.  “Hay que hacer una ponderación clara entre el riesgo y el bienestar. Es plantearse bien la pregunta a quién voy a dejar a mis hijos. Mami y papi, yo te apoyo».

Los adultos deciden sin tomar en cuenta la participación de los hijos. García explicó que la decisión no debe ser unilateral.  “Yo los hago por ellos, pero hay que estar claro qué prefieren sus hijos. Explicar el sacrificio y si lo avalan”.

¿Qué sacrifico? La carga emocional, donde la sinergia de tocar, abrazar de besar es lo que mueve al niño a sentir ese vínculo y pese a las herramientas tecnológicas esta se rompe. Lo que provoca que los niños somaticen y vinculan la ausencia de los padres con  enfermedades, bajas abruptas de peso y descenso en el rendimiento académico, se encierran en mismo no permitiendo recibir afecto y comunicación de otras personas, otros se muestran rebeldes y violentos y no aceptan que sus padres no estén. “No es lo mismo vamos a esforzarnos como equipo estando presentes que ausentes”.

Fuente: LaVerdad.com

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