Testimonio: Hijos que emigraron ¿Cómo cambia la vida de los padres? | YoEmigro.com

Testimonio: Hijos que emigraron ¿Cómo cambia la vida de los padres?

Cuando los hijos emigran puede representar para muchas madres un momento muy difícil de enfrentar, pues en la mayoría de los casos no existe una preparación para dejar ir a los hijos, menos aún si se van a otro país.

Durante los últimos años en miles de hogares venezolanos se ha repetido la misma escena, jóvenes que les dicen a sus padres “me voy”, en busca de nuevos proyectos, autonomía o de un lugar en que haya calidad de vida.

A partir de este momento la mayoría de padres entramos en conflicto, pues aunque si bien es cierto que los padres que aman a sus hijos deseamos lo mejor para ellos, también es cierto que los queremos lo más cerca posible. Hay sentimientos contradictorios, por una parte está la alegría y esperanza de un posible mejor futuro y la tristeza por la distancia y la pérdida del contacto en el día a día.

La mayoría de padres cuyos hijos han emigrado no nos habíamos planteado vivir esta etapa de la vida alejados de ellos, sintiendo la soledad en casa y sin saber qué hacer.

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No existe una fórmula mágica sobre cómo afrontar la emigración de los hijos, pero desde mi propia experiencia contaré lo que ha resultado para mí, después que mis hijos se fueron a vivir a otro país.

Lo único constante en la vida son los cambios, esto siempre lo he tenido presente y por lo tanto asumí que solo se trata de otra etapa de mi vida, la cual debo vivir pensando un poco más en mi.

Lo siguiente fue alégrame por ellos, por sus logros y por su futuro, pero sobre todo aconsejándolos en lo que considero necesario pero siempre dejando muy claro que son ellos quienes deben tomar sus propias decisiones.

Lo primordial es tratar de mantener una relación profunda e íntima con ellos y para lograrlo la comunicación es primordial, por lo tanto es muy importante mantenerla. No se trata de saber qué están haciendo en todo momento, y mucho menos pensar que si no hablamos es porque he dejado de importarles. Entendí que ahora la relación se desarrolla de una manera distinta.

Con la partida de los hijos ahora nos queda más tiempo libre, por lo que empecé a pensar en mí y a visualizar el estilo de vida que me gustaría tener en esta etapa de mi vida. Al tener claro lo que deseo ya puedo empezar a construir mi nuevo estilo de vida.

Ahora debo cocinar solo para mi, puedo empezar a cuidar más mi alimentación, así como también retomar algunas actividades que había dejado por falta de tiempo, como hacer ejercicios y mis pasatiempos favoritos.

Como los momentos de nostalgia y tristeza son inevitables, me preparo para eso, y aunque es saludable vivir el duelo, tampoco puedo dejar que se apodere de mí. Cuando la nostalgia llega es cuando busco distraerme en lo que me gusta hacer, como por ejemplo salir caminar, ver una película, escuchar música o cualquier otra cosa.

Ahora estoy pensando en hacer una lista de todos aquellos proyectos que siempre he querido llevar adelante, pero que los he venido dejando de lado por falta de tiempo. Ahora es el momento realizarlos, pues puedo disponer de todo mi tiempo y energía.

Lo fundamental para afrontar la partida de los hijos a otro país es entender que se trata de un proceso, no necesariamente siempre está cargado de alegría y tampoco de tristezas. Es un proceso ambiguo, con sentimientos encontrados y en el que nosotros mismos decidimos cómo afectará nuestra vida.

Si confiamos en la educación que les dimos a nuestros hijos no tenemos nada que temer. Seguro que la relación se fortalecerá y será ahora mucho mejor que cuando estaban tan cerca.

Lo importante es que es una nueva etapa de nuestras vidas y que las debemos vivir con alegría, esperanza, fe y mucho amor.

Elizabeth Reyes León

@elizabethreyesl