Testimonio: Para los que creen que Venezuela es el mejor país del mundo

Testimonio: Para los idiotas que creen que Venezuela es el mejor país del mundo

Yo no sé de dónde salió tanta gente que últimamente se ha dedicado a hablar mal de Venezuela, no comprendo por qué insultan al país que les dio todo, que los convirtió en quienes son hoy día, ese tipo de personas no entiendo ni logro concebir las razones para referirse a su patria de esa manera tan vil y agresiva.

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Referirse de esa forma tan despectiva de Venezuela, es ilógico y es un sinsentido, de verdad ¿cómo alguien puede expresarse tan feo del mejor país del mundo? Imagino que estarán drogados, borrachos o locos de remate.

Les mencionaré algunas cosas que hacen que nuestro país sea el mejor del mundo sin discusión alguna por las que no permito que nadie hable mal de Venezuela.

Nuestro calor humano

Ahhhh, el calor humano de los venezolanos, algo único, algo maravilloso, la alegría y ganas de ayudar de los venezolanos no la tiene más nadie en el mundo, dígame cuando te accidentas en una carretera, como salen las personas a ayudarte, ejemplos hay muchos, el primero que me viene a la mente es el de Mónica Spear y su esposo, la ayuda que recibieron al accidentarse, o más reciente el cantante José Antonio Bordell que se quedó accidentado a finales de junio en la carretera de Río Chico y, al igual que la actriz, lo asesinaron para robarlo.

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Nuestro calor humano, nuestras ganas de ayudar no las tiene nadie ¿recuerdan al chofer de gandola que le dio un infarto y la gente lo dejó morir para robar la carga que llevaba? ¿O cuando saquearon el camión con ganado y descuartizaron las vacas vivas?

Claro, esos son unos locos, no podemos hablar de todos, ni siquiera de los funcionarios de ministerios, policía, empresas, registros, notarías, GNB, PNB, Seniat, Saime, Aduanas, Aeropuertos, Puertos, Aerolíneas, Autobuses, Metro, Vigilantes Privados, miembros de la junta de condominio, señores del aseo urbano, que todos andan es pendiente de pedirte, quitarte, robarte, extorsionarte o sacarte algo a cambio de mover un dedo, sí, definitivamente somos gente buena y maravillosa.

Dentro del calor humano no podemos olvidar la tolerancia que tenemos por los que no ven el mundo igual que nosotros… es casi poesía ver en las redes sociales lo educados que son cuando alguien dice algo con lo que no están de acuerdo, porque cuando hay tantos insultos, ofensas, amenazas de muerte, prohibiciones de entrada al país, deseos de remoción de nacionalidad, es poético, jamás tanto odio había sido visto junto, ni siquiera en la época de los Nazis.

¿Acaso no han visto nuestras bellas playas?

Son playas hermosas y paradisiacas que no tienen seguridad, ni limpieza, ni infraestructura, en las que tampoco hay carreteras para llegar a ellas, ni control alguno a lo que hacen o dejan de hacer las personas, en las que te pueden robar o matar sin ningún problema a cualquier hora del día. Pero que a nadie se le ocurra decir nada malo porque son las mejores del mundo y la cantidad de turistas que recibimos del extranjero lo demuestra.

Y eso sin contar los niveles de contaminación por falta de mantenimiento de los desagües de las ciudades cercanas que han hecho que miles de playas en todo el país hayan pasado de ser sitios de vida y personas en ella a convertirse en desiertos negros y malolientes.

¿O no conocen nuestra hermosa Gran Sabana?

Es un verdadero paraíso, para los maleantes que simplemente esperan que te accidentes para robarte o matarte, claro para los GNB, PNB, policías y demás funcionarios civiles o militares, el ver a un extraño por esos lados es inmediatamente una fuente de ingresos, porque te extorsionan, “piden pa los frescos”, amenazan o incluso, sin más preámbulos te roban y ya.

Y ni hablar de conseguir comida o medicinas, porque eso de ir al abasto o supermercado no se hace, debes buscar al Bachaquero mayor que te cobrará lo que le dé la gana por un producto que ni siquiera saber si es original o si el paquete de harina pan lo completaron con cal para rendirla mejor.

¿Y nunca han visitado la Sultana del Ávila?

Claro, la bella y siempre elegante Caracas, una ciudad maravillosa, a la que puedes ir siempre que quieras, siempre que andes en carro blindado y con escoltas, porque de lo contrario lo más probable es que termines robado, extorsionado o quizás asesinado por hacer algo tan simple como sacar el teléfono en la calle.

Donde todo el mundo vive en zozobra por los ladrones, los motorizados, las marchas, las protestas, buscando donde conseguir un poco de comida, tal vez un kg de arroz o de espagueti.

¿Y nuestros hospitales que son referencia mundial?

En todas las escuelas de administración de salud se habla de los hospitales venezolanos como referencia de lo que no se debe hacer, del estado de destrucción, abandono, barbarie, de los robos de material y de los robos a los pacientes; eso sin mencionar cuando se meten los malandros al quirófano armados amenazando a los médicos que, si su compinche que está en la tabla de operaciones muere, todo el personal ahí presente morirá también.

Y si hablamos de la salud privada no nos quedamos atrás, doctores que tienes que ir 18 horas antes de la hora de la consulta para hacer cola y que te cobran medio salario mínimo por verte 10 minutos, emergencias colapsadas, seguros de salud que no cubren si no es un cuadro viral.

Medicamentos inexistentes o con precios impagables para la mayoría.

Abastecimiento de productos

En el mejor país del mundo es imposible que consigas un producto en el primer, segundo, tercer o a veces ningún sitio que preguntes, porque en el mejor país del mundo, en ese del que nadie puede decir nada negativo, es una tarea titánica conseguir algo, lo que sea que busques, desde una tuerca hasta un kilo de arroz.

Por supuesto, en el desabastecimiento hay que incluir el internet, la luz, el agua y el gas doméstico, porque no siempre los hay y cuando llegan es como una bendición.

En resumen, hablar mal de Venezuela es de gente dañina, ciega y que lo único que quiere es ver el mundo arder, porque ¿a quién se le puede ocurrir decir algo malo de este paraíso en la tierra? Idiotas, o más bien ciegos, son los que creen que Venezuela es el paraíso.

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Por eso prefiero seguir en Madrid, que mal que bien, es un sitio en el que me siento a gusto y en el que mi vida no se ve amenazada como en Venezuela y en el que lo único que me hace falta es mi mamá y mi hermana para ser 100% feliz, pero sé que pronto las podré traer a vivir conmigo.

Escrito por: María Laura Gómez

Este artículo de opinión fue enviado a [email protected] por María Laura Gómez, inmigrante venezolana residenciada en Madrid