No es del «Estado forajido» del que queremos hablar hoy; tampoco de los boliburgueses y políticos «revolucionarios» que están organizando su vida en el exterior, enviando avanzadas de familiares, estableciendo sus negocios. Queremos llamar la atención sobre el grueso de profesionales que nutren las cifras de migrantes venezolanos en el panorama global, visto como dificultad para el futuro desarrollo del país y su recuperación socioeconómica.
Nuestra migración masiva, es más relativa a lo político y económico esencialmente, sin dejar de ser la violencia asociada a la criminalidad un factor decisorio a la hora de pensar emigrar de Venezuela, pues, la mortalidad por tal razón, compite con las estadísticas de cualquier país en guerra: 91 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2016, según el Observatorio Venezolano de Violencia.
Un informe publicado en 2014 del investigador Iván de La Vega, refleja solamente en EEUU en 2013 habían cerca de 260 mil venezolanos, de los cuales el 48 % son profesionales o personal calificado; valiendo destacar que la tasa de venezolanos sin trabajo en EEUU es solo del 8 %, lo que nos coloca como los mejores latinoamericanos en ubicación laboral, refiriendo la calidad del talento humano que exportamos.
Datos históricos revelan que, de procesos migratorios masivos, menos de un 10% de los migrantes regresan a su país. Lo que se concatena con lo recogido en el mencionado estudio del profesor De la Vega, que indica que un 96 % de los venezolanos que emigran no tienen planes de regresar. Cifra definitivamente dramática si se considera que a la fecha la Cepal estima que más de un millón 200 mil venezolanos se encuentran en el exilio, de los cuales unos 500 mil serían profesionales.
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Nuestra América Latina, ansiosa de desarrollo, tiene buena parte de sus talentos en el exterior, y Venezuela es quizá el caso más agudo. Es por ello que profesores de origen latinoamericano de la Universidad de Stanford, California, estudian el impacto y la necesidad de que los jóvenes profesionales de origen latinoamericano, retornen a sus países a incorporarse a programas de desarrollo.
La Venezuela del futuro, necesitará que estimulemos y protejamos, con legislación y políticas adecuadas, el reingreso de talentos y divisas no esencialmente petroleras, para desarrollar nuestros potenciales olvidados: turismo, industrias básicas, comercio exterior (con nuestra envidiable ubicación estratégica), agricultura, pesca, ganadería, etcétera; materias en las cuales podemos abastecernos e incluso competir internacionalmente.
Por: Víctor Velasco / Dirigente Político venezolano
