Testimonio: Venezolano mata tu esperanza y emigrarás feliz

Testimonio: Venezolano mata tu esperanza y emigrarás feliz

Tenemos varios años leyendo, escuchando y viendo a los líderes políticos y a muchos paisanos venezolanos diciendo que hay que tener esperanza de que el país cambiará, que saldremos adelante, que no hay mal que dure cien años, etc; y yo estoy de acuerdo con ellos.

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En algún momento ocurrirá un cambio en Venezuela, es verdad; el problema es que, igual que no hay mal que dure cien años, tampoco creo que mi cuerpo lo resista. Ya perdí la esperanza de que Venezuela mejore en poco tiempo, y por eso me decidí a enviar este artículo con mi opinión al respecto.

En mi caso personal, cuando la esperanza de ver una Venezuela libre me abandonó; fue cuando me sentí libre por primera vez de luchar por mi futuro y el de mi familia, sin auto sabotearme y sin pensar en las opiniones de los demás.

En ese momento me sentí libre, cuando la esperanza murió, me sentí renacido, porque fue como abrir los ojos y darme cuenta que la situación política y económica no va a cambiar y hay intereses ocultos por los que nos hacen creer que las cosas cambiarán si votamos, si firmamos, si marchamos y lo único que hemos logrado es que el gobierno se afiance cada vez más mientras nos quita libertades y calidad de vida.

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El día que me di cuenta que los líderes políticos, tanto chavistas como opositores, nunca hablan claro y con la verdad por delante, tomé la mejor decisión de mi vida, me propuse hacer mis maletas e irme a otro país, a otra sociedad, a algún sitio en el que me sintiera mejor y tuviera oportunidades, en el que pudiera vivir sin estar permanentemente preocupado y estresado por las noticias, en el que hubiera libertades económicas, seguridad personal y jurídica, servicios públicos eficientes, comida en los supermercados.

Me propuse irme a España. Siempre me gustó Barcelona, pues las veces que la visité me pareció una ciudad increíble, pero, de la misma forma que decidí irme de Venezuela porque me agoté de la discusión política estéril y sin final, el irme a Barcelona era caer en exactamente lo mismo o hasta peor, porque allá el problema del independentismo sumado a la locura porque todo el mundo tiene que hablar en catalán y no en español me hizo repensarlo, por lo que al final me decidí por Madrid.

Tengo aquí 30 meses, no ha sido nada fácil, pero he salido adelante, he trabajado en muchas cosas, he tenido momentos en los que he sentido que todo fue un error, que debí seguir creyendo en Venezuela, que allá todo se va a solucionar pronto, pero entonces ocurría algo que me devolvía a la realidad y me impulsaba a seguir adelante

Sé que ya me falta poco, en seis meses tendré aquí tres años y podré, al fin, estar tranquilo y cumplir muchas de las metas que tengo en espera.

Lamentablemente mi país ya no existe, mi Venezuela es algo que doy por muerto, y ahora que soy un venezolano inmigrante en Madrid, no quiero aferrarme a una esperanza que no tiene posibilidades. Como leí en un artículo de opinión hace poco: vale la pena luchar por una vida plena y eso es un proyecto personal que no puede si debe ser pospuesto por un sueño colectivo que no se hará realidad.

Autor: José Antonio Villamizar

Este artículo de opinión fue enviado al correo [email protected] por su autor