Trabajo precario pone en riesgo a migrantes venezolanos en Córdoba | YoEmigro.com

Trabajo precario pone en riesgo a migrantes venezolanos en Córdoba

Miles de venezolanos llegaron a Córdoba en los últimos años con la ilusión de una vida mejor. De poder trabajar y desarrollarse en actividades vinculadas con lo suyo.

Según Diego Puente Rosa, delegado de la Dirección de Migraciones de Córdoba, los venezolanos son una oleada migratoria muy calificada, quizá de las más competentes que han llegado en las últimas décadas al país.

“En un estudio que hicimos hasta julio de 2018, se observaba un 50 por ciento de inmigrantes jóvenes con títulos profesionales, aunque desde entonces comenzó la disminución de esa proporción hasta llegar a un 35 por ciento”, dice Puente Rosa, quien atribuye ese cambio a la llegada de los familiares de aquella primera oleada.

Claro que, en más de una ocasión, los inmigrantes venezolanos son víctimas de patrones que los usan como mano de obra barata y los mantienen en condiciones de empleados precarios, sin blanquearlos ante las autoridades.

Las desesperantes condiciones que existen en Venezuela (ver El infierno argentino es…) hacen que quienes llegan a Argentina vengan dispuestos a trabajar de lo que sea y en condiciones que no siempre son las adecuadas.

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Esteban, venezolano de 26 años que trabaja como mozo en Córdoba, cuenta que “es difícil conseguir empleo. Te piden el DNI y si lo estás gestionando, te contratan en negro. Te cancelan (pagan) muy poco si no tenés documento”.

“Te ponen a trabajar 12 horas, pero te pagan cinco”, dice José, venezolano de 34 años que hace changas en el valle de Punilla. “Pasa en todos los rubros, quieren esquivar los tributos que deben pagar por cada empleado”.

“Los venezolanos –dice Carlos (31), quien no quiere que se publique su apellido, para no tener inconvenientes en su trabajo– venimos con título universitario, con la ilusión de trabajar en lo que nos quemamos las pestañas, pero a veces conseguimos trabajos que nunca nos imaginamos. Agarramos lo que sea”.

“La mayoría conseguimos empleos como jefes de cocina, ayudantes o mozos. En el rubro gastronómico es donde más te explotan. Te hacen trabajar 12 horas y te pagan 50 pesos la hora. También te contratan por tres meses, que es el período de prueba, y luego te largan para tomar a otros”, dice Claudio (28).

“Estoy hace cuatro meses en Córdoba”, continúa Carlos. “Soy músico profesional y cantautor. Estoy trabajando como guardia en boliches de fiestas electrónicas. Estoy ‘en blanco’, con un Cuil provisorio que me dieron en la Afip. Estoy buscando trabajo relacionado con lo mío, pero también cubro suplencias de enfermería cuidando a abuelos”.

La muy buena disposición en el trato que tienen la mayoría de los venezolanos que buscan empleo, su capacidad, su amabilidad y su necesidad de trabajo los están convirtiendo en presencias comunes en cientos de locales comerciales de Córdoba. Boutiques, bares, zapaterías, supermercados, hoteles, clínicas, son algunos de los lugares donde se hace fácil encontrarlos.

Sobreviviendo

La necesidad laboral de los venezolanos a veces es aprovechada por comerciantes y empresarios. Si bien son muy demandados para atención al público y para ventas, les suelen pagar sueldos que llegan a ser hasta la mitad del equivalente a un mínimo vital y móvil. Lo que hace que en ocasiones tengan que agruparse entre varios compatriotas para alquilar juntos y abaratar costos.

Sus sueldos mensuales, en los rubros menos favorecidos, pueden ser de apenas 6.500 pesos, y hay profesionales que, para conseguir empleo, llegan a demandar sólo unos 10 mil pesos para realizar sus tareas, es decir, una cifra notablemente por debajo de lo que cobra un profesional local.

Desde el otro lado, los dueños de negocios de venta, de bares y de restaurantes se disputan a estos trabajadores porque saben que son serviciales y, sobre todo, porque son “empáticos” con el cliente.

Por ejemplo, una encargada de varios bares de Nueva Córdoba, que pidió reserva de su identidad, contó que comenzaron empleando a un venezolano y trabajó tan bien que ahora contrataron a otros cuatro, y están “enloquecidos” con los buenos resultados de su trabajo. De cada 10 currículums que reciben, seis o siete son de venezolanos o de colombianos.

Cuenta una anécdota que los pinta de cuerpo entero: “Son tan agradecidos que cuando les entregamos la caja navideña, se sorprendieron. Y como no lo podían creer, al otro día se juntaron los cinco y nos trajeron un pan relleno, típico de su gastronomía”.

Además, la encargada cuenta que a veces hacen horas extras sin que nadie se los pida y que hay que aclararles que no hace falta que vayan antes a trabajar.

Ayuda mutua

En ese sentido, la Asociación de Venezolanos en Córdoba (cuyo registro viene desde marzo, pero cuya historia nació hace cinco años gracias a un Facebook de ayuda mutua) viene trabajando fuertemente para contactar a empleadores con trabajadores.

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“Hay varias empresas que se comunican con nosotros porque ya han contratado venezolanos y les ha ido bien, como Quality Espacio, que ha encontrado muy buena calidad de trabajadores”, dice Deyxy Lobo, una de las representantes de la asociación.

Deyxy Lobo se enamoró de Córdoba durante un paseo en 2011 y terminó viviendo acá porque a su marido le ofrecieron empleo fuera de Venezuela. “Allá me empecé a preocupar cuando tenía que hacer cola para comprar la leche para mis niños, no había pañales, y cosas así. El problema fue cuando empezó a faltar la comida. Eso fue lo que me desesperó”, relata.

Consultados sobre los bajos salarios que muchas veces obtienen, desde la delegación Córdoba de Migraciones aseguran que no han encontrado muchos casos en los que venezolanos estén sometidos a trabajo en condiciones insalubres. “Hemos visto casos más castigados, como los inmigrantes bolivianos y peruanos”, agregaron.

Destino Córdoba

La Delegación de Migraciones de Córdoba da cuenta de que las ramas de ingenierías, administración y salud son las principales especialidades de los venezolanos que llegaron a la provincia. En 2018, llegaron al país 130 mil venezolanos, de los cuales unos 2.500 vinieron a Córdoba. La cifra se aceleró el triple desde mediados de año, cuando a su vez ya se había quintuplicado en comparación con 2015. Las proyecciones indican que para 2019 la llegada de venezolanos se duplicaría con relación al año pasado.

Muchos de los que recalan en Córdoba tenían como idea instalarse en otros países, pero la facilidad para conseguir sus papeles que les brinda Argentina, y la multiculturalidad del país, acostumbrado a recibir inmigrantes, ayudaron a simplificar sus complicadas situaciones.

Victoria, por ejemplo, que trabaja como protesista dental en una clínica privada de la ciudad de Córdoba, antes de llegar a Argentina estuvo en Colombia, y su hermano en Panamá. Luego se reunieron con su madre, quien ya se encontraba echando raíces acá.

“Vinimos por tierra desde Colombia para ahorrar un poco más, cuenta la joven de 23 años, quien asegura que si bien al principio le costó mucho la ciudad por el frío y por las formas de hablar, ahora piensa en quedarse y estudiar en la UNC.

Una situación similar está pasando Lilivet, quien recuerda con algo de dolor su llegada a Córdoba el frío agosto pasado. Ella es médica y ahora trabaja como moza. “En 2017, había muchas protestas en Venezuela y me resultaba muy complicado ir al hospital. El sueldo bajó hasta llegar a tres dólares.Decidí renunciar y venir a Argentina a trabajar como médica. Cuando llegué, me encontré con otra realidad. Es más complicado –relata– para los extranjeros llegar al puesto de médico”, si bien Argentina es el país latinoamericano que más avanzó en la rápida convalidación de los títulos profesionales de los venezolanos.

Mientras realiza los trámites y la validación de título, Lilivet buscó trabajo por todos lados: “Una vez me llamaron de una farmacia y me hicieron una entrevista. Me dijeron que estaba sobrecalificada. Me pidieron disculpas. Ahí me sentí triste porque farmacia es lo más cercano a lo mío. Por ahora, todo lo que me sale es de moza”.

Cuestión de papeles

Desde Migraciones de Córdoba están siguiendo la oleada de venezolanos muy de cerca, incluso han logrado trabajar con asociaciones de estos inmigrantes para facilitar su desembarco y su desarrollo en el país.

Diego Puente Rosa explica que una dificultad central para los recién llegados tiene que ver con el certificado de antecedentes penales que deben expedir las autoridades judiciales de Venezuela.

“Flexibilizamos los plazos porque sabemos de la situación política del país y conocemos que desde allá no están respondiendo a los pedidos de sus ciudadanos. Las residencias precarias son de tres meses, pero para ellos las hemos extendido”, dice Puente Rosa.

El otro gran trabajo que queda por hacer es colaborar con la validación de títulos profesionales, para que puedan ejercer en el país.

“Trabajamos con el Ministerio de Educación y con distintas secretarías el tema de la habilitación de profesionales”, dice Puente Rosa. Incluso desde la propia estructura del Estado se están analizando vacantes disponibles para relocalizar a esos profesionales en donde resulten necesarios. Por ejemplo, los médicos venezolanos podrían mudarse al interior provincial, ya que hay localidades y pueblos que llevan años esperando un médico.

En el mismo sentido se había pronunciado días atrás el director Nacional de Migraciones, Horacio García, quien explicó que el Gobierno busca orientar este flujo migratorio hacia las provincias que lo necesiten.

Más aún si se evalúa que en los últimos tres años se radicaron en el país 666 mil personas de distintas nacionalidades, y el 83 por ciento lo hizo en la ciudad de Buenos Aires y en el primer cordón del conurbano bonaerense.

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