Tres cosas para escapar de la rutina en Ciudad de Panamá

Tres cosas para escapar de la rutina en Ciudad de Panamá

Cuando fui a Londres por primera vez tuve una “epifanía”. Por lo menos así llamo yo a esos instantes mágicos en los que, de repente, soy capaz de verme a mí misma rodeada por una estela blanca y un canto gregoriano al fondo, con la misma cara de Eugenia Károlyi en aquel famoso meme del Mundial de Futbol de Brasil; mientras pareciera estar a punto de gritar: “¿cómo no me di cuenta antes?”.
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Por aquellos días, mi cuñada regresaba del trabajo y se tomaba un par de minutos para relajarse en el sofá, mientras sintonizaba un canal de televisión en el que transmitían los capítulos finales de un reality show que la tenía enganchada.
Lo que para el resto del mundo puede ser la cosa más normal, para mí fue una verdadera revelación tipo “Matrix”. Que una persona pudiera desconectarse mentalmente de su trabajo, para entregarse a las mieles de un inocente placer mundano, era algo muy ajeno a mi cotidianidad en Venezuela.
Por aquel tiempo, cuando llegaba a mi casa en la noche, lo primero que hacía era sintonizar Globovisión, abrir mi lista de “medios de comunicación” en Twitter, devorar páginas webs de noticias (nunca se sabía en qué momento modificaban una ley, metían preso a alguien u ocurría algo que cambiara para siempre el destino del país) y recibir cadenas de pin sobre conspiraciones políticas, tramoyas económicas, estadísticas de atracos, asesinatos, características de carros que acababan de robar, o personas que apelaban a la solidaridad ajena para conseguir medicamentos, harina PAN, pañales y hasta papel higiénico.
Es decir, la desconexión mental del caos que me rodeaba no ocurría nunca. Me acostaba a dormir repasando desde el teléfono las teorías de sesudos analistas y me despertaba leyendo noticias, que más tarde iba escuchando en el carro y luego se comentaban todo el día, a donde quiera que iba.
Al llegar a la universidad, las mismas noticias (incluso otras nuevas porque allá pasa algo cada 10 minutos) eran objeto de debate con alumnos y colegas profesores para, finalmente, llegar a casa para continuar con ese círculo vicioso, más tétrico que “El Laberinto del Fauno”.
Ahora que estoy viviendo en Panamá, más allá del trabajo al que me entrego porque me apasiona, soy capaz de tomarme mi tiempo para disfrutar algunas cosas que atesoro; porque son momentos que disfruto y me han devuelto un poquito de esa calidad de vida que representa saber que si me desconecto un par de horas de las noticias, las cosas van a seguir funcionando igual (al menos la mayoría de ellas). Así que hoy quiero compartir con ustedes las tres cosas que más me gusta hacer para salir de la rutina, aquí en Ciudad de Panamá:
01- Caminar por la Cinta Costera III: Es importante aclarar que yo soy menos fitness que Homero Simpson. Sin embargo últimamente me ha dado por ir, de vez en cuando, a caminar por la Cinta Costera. El lugar no solamente es súper bonito sino que tiene una de las vistas más espectaculares de la ciudad. Este malecón sobre el mar comienza en el Mercado de Mariscos y se extiende hasta Chorrillo. Tiene caminerías, vía para bicicletas, banquetas para admirar el paisaje hacia el Casco Antiguo y de noche el espectáculo de luces bajo la estructura vial es sencillamente genial. Además hay mucha (muchísima) seguridad, ya que constantemente es recorrido por funcionarios policiales.
Por cierto que en estos días iba escuchando en mis audífonos una canción que me encanta y no pude contener las ganas de alternar mi caminata con dos pasitos de “baile wannabe”, sin fijarme que justamente iban pasando dos vehículos full de policías, a quienes parece haberle hecho gracia mi poco dotado sentido del ritmo.
02- Desayunar chino: Así como suena. Esta es toda una institución gastronómica/cultural aquí en Ciudad de Panamá. Gracias a la invitación de un amigo venezolano conocimos un restaurant en Betania llamado “Marco Polo” y luego fuimos con una amiga española a otro llamado “Lung Fung”. Para quienes venimos de la Patria de Bolívar puede resultar un poco extraño eso de ir a un restaurant chino en la mañana, pues la costumbre es ir a almorzar o cenar; pero antes de que arruguen la cara les cuento que es una experiencia espectacular.
Imaginen un menú de tapas, pero de puras delicias típicas chinas. Lo ideal es ir en grupo para pedir raciones de varias cosas y alegrar el paladar con aquella mezcla de sabores capaces de trasladarlos a la Era de las Dinastías. Eso sí, es importantísimo saberse algunos nombres como “Hakao”, “Siumai”, “Gichikao”, “Kaiyukao”, “Wotip” o “Hampao”; para no pararse frente al empleado del restaurant y decirle cosas como: “me da una de esas bolitas blancas rellenas de cerdo y otra de esas empanaditas amarillas con camarones”.
03- Hacer el “Tour Cangrejo”: Este es un invento de mi esposo, que se ha convertido en una de esas cosas especiales y divertidas que compartimos como pareja. Aquí Panamá tuvimos la suerte de arrendar un apartamento muy cerca del sector conocido como El Cangrejo. Esta es una zona particularmente interesante de la ciudad, ubicada en el corregimiento de Bella Vista, en la que abundan restaurantes, bares, casinos y tascas.
Si buscan en Wikipedia van a encontrar frases como “El Cangrejo es una zona bohemia de arquitectura contemporánea, abundantes áreas verdes, parques, embajadas y restaurantes, un barrio con una marcada identidad cultural” y ciertamente así es.
Precisamente debido a su gran cantidad de opciones gastronómicas, es una zona muy turística y muchos de los locales instalados en sus sinuosas calles ofrecen las famosas “happy hours”, especialmente los viernes en la tarde. Entonces, aprovechando lo cerca que estamos y que la fuerte presencia policial nos hace sentir seguros de ir caminando por allí después de la caída del sol, hacemos un tour de copas en el que aprovechamos de visitar varios locales en una misma noche, pidiendo una “promo” en cada uno.
Sí, ya lo sé, se lee como el testimonio de dos borrachos jejeje, pero lo responsable es hacerlo en la medida justa, sin irse de bárbaro a tomar y gastar más de la cuenta. Además, reduciendo las opciones en cada “tour”, más posibilidades tenemos de conocer otros nuevos en la próxima edición de nuestro recorrido.
Estas son las tres cosas que más me gusta hacer en Panamá para desconectarme de la rutina y disfrutar un poco de esa energía positiva que irradia esta ciudad. Por supuesto que hay otras como escuchar conciertos en el Casco Antiguo, ver los barcos atravesar el canal interoceánico o distraerme con videos de YouTube gracias a un internet que vuela, pero me propuse enumerar las tres que más me entretenían y estas son.
Obviamente cada cabeza es un mundo y con tantas opciones, en un lugar donde hay prácticamente de todo, seguramente cada quien tendrá su “Top 3? particular, en el que podrían estar cosas como subir el Cerro Ancón, avistar ballenas, ir de compras a Los Pueblos, recorrer la Calzada de Amador en bicicleta, degustar platos típicos, comer en el Mercado de Mariscos, contemplar las impresionantes lluvias y la enigmática marea del Océano Pacífico, ir a las peleas de boxeo, a los juegos de fútbol, a los desfiles de moda, a las exhibiciones de carros; recorrer casinos, hacer deportes extremos o bailar Congos de Colón y hasta tambores bajo la luna llena. En cualquier caso, todas las opciones son dignas de estar en un conteo.
¿Y tú?, ¿estás en Ciudad de Panamá?… ¿Qué te gusta hacer para escapar de la rutina?
María José Flores
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Recuerden también que si necesitan ayuda para emigrar, pueden contactar a mi esposo a través del formulario de su blog y él con gusto los asesorará, e incluso les recomendará unos muy buenos abogados de migración.