Me encuentro viviendo en España, y llegué hace un par de años. Al principio fue muy duro acostumbrarse a las extrañas costumbres, pero ahora después de pasado el tiempo, también veo que ellos ven extrañas las costumbres del venezolano, y es de lo más normal.
Toda mi familia es de barlovento, yo soy negrito pelo chicharrón, pero en nada eso me ha afectado aquí en Madrid. Muy por el contrario, ahora me doy cuenta de que en Venezuela sentía mucho más el racismo que aquí, a pesar de que también han habido algunos momentos, pero es comprensible ya que es gente con otras costumbres y otra cultura diferente, aunque en Venezuela los propios negros como yo se burlaban mucho más de mi por mi color, y la falta de respeto era mucho mayor.
La cuestión aquí es saber si valió la pena salir de Venezuela, y yo personalmente digo que sí. Aquí gozo de una seguridad social, que si no es la mejor del mundo, es muchísimo mejor que la de Venezuela. Tenemos muchos derechos ciudadanos y aunque no siempre son fáciles de exigir, a la final siempre podemos tenerlos, al contrario de Venezuela, en donde no existe ninguna ayuda ni beneficio para el ciudadano común, que no implique hacer parte de una tolda política, por ejemplo.
Aquí he aprendido que en las sociedades donde hay más leyes, se vive mucho mejor. Lo importante no es que existan las leyes, pero más bien que las personas las cumplan, cosas que no ocurren en Venezuela.
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Somos incorregibles. Aquí he conocido a muchos venezolanos, pero me he sentido defraudado ya que la gran mayoría son de los que ensucian las aceras, irrespetan al vecino haciendo escándalo, exigen derechos que no tienen, y los peores de todo son los vividores, que esperan a que llegue algún compatriota para estafarlo y sacarle el dinero e la manera más ingeniosa.
He notado que los venezolanos que ya tenían raíces aquí tienen un comportamiento más adecuado, que aquellos que no tienen ninguna raíz en este país. A decir verdad no he recibido tanta ayuda de otros venezolanos ya establecidos, como lo esperaba. Más bien me han ayudado los propios españoles, que me han abierto las puertas a su país a pesar de mi raza y mi procedencia, como yo no lo esperaba.
Hoy les aseguro que valió la pena salir de mi país y perderlo todo, para surgir de las cenizas. Si esto no es una regla general que se aplique a todas las personas, en mi caso fue un cambio de vida, que ahora me deja ver que perdí más de 20 años de mi vida en Venezuela, buscando dinero en 3 trabajos al mismo tiempo, corrompiendo para no pagar una multa o para sacarme la cédula, viviendo de dinero fácil que no me llenaba para nada, y pisoteando al resto de mis compatriotas sin importar que sus vidas se arruinaran.
Si llegara a existir un Maduro o un Chávez aquí en España, como está previsto que pase en los próximos 10 años, no tendría la menor duda de irme a otra tierra donde exista democracia. A los comunistas hay que dejarlos solos en un país para que se maten entre ellos y se coman vivos, y así dejen de molestar al resto de la humanidad.
Así que si alguien me pide un consejo, se lo doy claramente. Olvídate de ese país, de su gente que supuestamente te quiere tanto, y al salir verás la realidad, que no te querían, que ni les importa que vivas fuera, y que seguramente ni te volverán a llamar porque no les haces falta. Para mi, mi tierra, Venezuela, es el peor país del mundo, en donde tuve la mala suerte de haber nacido. Aunque la gente se moleste, esta es mi verdad. Soy un huérfano de patria, adoptado por un viejo país europeo.
