Sí, soy venezolana, sí nací en Venezuela, sí me crie en Venezuela, sí, estudié, trabajé y me formé en Venezuela y sí, ¡no me gusta Venezuela! No, nunca me gustó me gustó Venezuela, nunca sentí que estaba en el mejor país del mundo, nunca pensé que éramos lo mejor, lo más maravilloso ni que Venezuela era el paraíso en la tierra.
Hace dos años que me vine a vivir a París, era la primera vez que salía del país, era la primera vez que me montaba en un avión, y sinceramente cuando llegué a Charles de Gaulle entendí que Venezuela es una mierda, que es un país terrible, patético y miserable, que mi amado estado Sucre no es más que unas playas tristes y sin infraestructura y un pocote de malandros y gente malintencionada y dañina que siempre quiere joder a los demás.
Es un país donde todo está sucio, roto, dañado, nada funciona, todo es un problema y un desastre, no hay comida, no hay medicinas, la salud pública no existe, la privada es carísima y da asco comenzando por los médicos que se creen que todo el mundo tiene que rendirles pleitesía, te dejan esperando 10, 12 horas para atenderte en la consulta, son mediocres y no hacen su trabajo a cabalidad.
Lo mismo con todos los demás, dígame los de Cantv, hace mucho que dejaron de ser personas honestas, no mueven un dedo si no les pagas, todo es una trampa, un negocio bajo cuerda, sean fiscales, policías, funcionarios del registro, de la notaría, te piden dinero para agilizarte un trámite, o hasta el que atiende en la panadería, te dice que le des “algo” para avisarte cuando van a sacar canillas o para guardarte unas para ti.
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Venezuela no es nada más ni nada menos que una desgracia, un espejismo, una manipulación a sus habitantes que les hace creer que viven en el Paraíso cuando en realidad están en el Infierno, porque vivir en ese país es eso, un infierno en la tierra, lo peor que puede pasarle a cualquier persona.
Vivir en Venezuela actualmente es, en resumen, esto: intentar salir de tu casa y encontrarte con unos locos trancando todo y queriendo quemar al que pase, del otro lado están unos policías más locos con ganas de matar al que les pase por el frente. Si logras pasar esas barriadas y lacrimógenas, cuando llegas al chino o al supermercado, resulta que sólo hay vinagre y Coca Cola, si vas a la farmacia no hay nada, si intentas ir al banco no hay línea, si necesitas hacer algún otro trámite, algo falla y te dicen que vuelvas la próxima semana.
Por otro lado, todo eso debes hacerlo sin cargar un teléfono ni mucho dinero en efectivo, porque siempre hay alguien acechando para robarte, porque ya no necesita ser “un malandro”, no, porque cualquier venezolano, cualquier persona, por bonita, fea, bien arreglada, o no que esté cerca de ti, si te descuidas te roba, desde el dinero, el celular hasta la comida, no importa lo que lleves, todo el mundo está desesperado por robar a los demás, por joderlo, por hacerle daño, porque en Venezuela todo se acabó, porque Venezuela es lo peor, lo más dañino, destructivo, asesino y terrible que hay sobre este planeta. Huyan mientras puedan.
Luisa López
