En Latinoamérica la tasa de xenofobia, o rechazo intolerante hacia los extranjeros, ha ido en ascenso en los últimos años. Aunque la misma es un tanto oculta dentro de las sociedades hispanas; siendo las cifras europeas, o países desarrollados como Estados Unidos y Canadá las más conocidas y que arrojan algunos datos temibles, más al este del viejo continente ahora con la llegada de miles de refugiados producto de la violencia sectaria en Medio Oriente. Pero en nuestras naciones hispanas también se prenden las alarmas con este tema.
Muchas comunidades sudamericanas denuncian las vejaciones a la que se enfrentan estando en otros territorios fuera de la cultura andina, amazónica o caribeña, como por ejemplo, España o Francia, ahí, decenas de indocumentados señalan a personas nacionalistas de llamarles de manera despectivas “sudacas”, en referencia a ser habitantes del nuevo mundo, pero con rasgos de marginalidad y pobreza. Insultos que también han llegado a golpes físicos. Sin embargo, en las latitudes interiores de hemisferio sur americano, algunos inmigrantes son estigmatizados y dicen ser blanco de la xenofobia.
Algo de ello se vive en Ecuador desde finales del siglo XX; ahí, comunidades peruanas, colombianas y en los últimos años cubanas, destacan que generalmente son víctimas de acoso laboral, o improperios callejeros por parte de sus hermanos ecuatorianos. En 2007, fue un año donde las noticias viraron hacia este aspecto, pues, se reportaron para entonces algunas escenas trágicas en el centro de Quito, mientras extranjeros reclamaban por sus derechos dentro de la región de la “mitad del mundo”.
El Centro Jesuita a Refugiados y Migrantes en Quito, destaca que diariamente reciben denuncias sobre “rasgos xenófobos” de ecuatorianos contra colombianos, según basados en los “mitos” que tiene el pueblo andino sobre lo “agresivo” que pueden ser los neogranadinos. Para esta organización social, los hechos no pueden verse como aislados, y reclaman al gobierno una participación activa al respecto, pues indican que, aunado a los conflictos económicos, éste tema puede exacerbarse, generando situaciones más delicadas que una simple discusión callejera.
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La dolarización del sistema financiero ecuatoriano trajo como consecuencia el éxodo de miles de migrantes latinos hacia su tierra, buscando mejorar sus condiciones de vida, creyendo en oportunidades laborales más fiables. Desde entonces la geopolítica social de Ecuador se ha visto trastocada, por lo que muchos coterráneos la perciben como una amenaza.
La comunidad peruana también ha denunciado abusos en contra de sus ciudadanos en algunas zonas de Quito y Guayaquil, criticando que se les llame “monos”, término despectivo para hacerles sentir con menos “estatus social”. Irónicamente, o quizás a modo de venganza, los ecuatorianos usan este particular, según algunos analistas, porque a ellos se les etiqueta de esa forma por «europeos radicales» cuando los ven a ellos en sus países.
Las estadísticas más recientes y que siguen ubicando a Ecuador, contrariamente a los que se piense, como una de las naciones más xenófobas de Latinoamérica, radica en las protestas de refugiados cubanos que esperan salir de allí como tránsito en sus escalas para llegar a los Estados Unidos. Los caribeños en una céntrica marcha por las calles de Quito, el pasado mes de febrero, se pronunciaron sobre lo que consideraron como discriminación racial las cosas que tienen “que pasar” estando en Quito.
Algunos manifestantes dijeron a la prensa local e internacional que se sienten presionados; además explicaron que cuando llegan a ciertos locales comerciales se les increpa diciéndoles: “cubanos, no”; por otro lado, aseguran que no se les da trabajo por el simple hecho de ser isleños. Por eso, en esa protesta, exigieron a varias organizaciones de caridad que les permitan viajar a México de manera segura, para así continuar con su pugna para entrar a EEUU. Una situación que “por ahora” parece difícil, luego que los países de Centroamérica cerraron sus fronteras a los refugiados después que 10 mil fueron trasladados desde Costa Rica y Panamá al país azteca y Norteamérica.
Iniciativas para contrarrestar
Tanto el gobierno central, y servicios como La Cruz Roja Internacional, han puesto en marcha algunas ideas o campañas propagandísticas para tratar de minimizar los efectos de la discriminación racial dentro de Ecuador. El presidente Rafael Correa, exigió a los institutos públicos que colaboren con los migrantes que demuestren estar padeciendo de algún acoso, por ello también ha pedido que estas conductas sean denunciadas para que las autoridades puedan ejercer la justicia correspondiente. En esa misma onda, la Cruz Roja dio inicio desde marzo de este año, la publicación de una serie de mensajes y actividades al aire libre que vayan en pro de inculcar valores dentro de los ecuatorianos para que comprendan la importancia de la diversidad cultural que reina dentro del país.
¿Cree usted que ha sido víctima de xenofobia en alguna oportunidad? Déjenos su opinión.
Redacción YoEmigro.com
