¿Qué será de la vida de Al Qaeda en los tiempos de Daesh?

Al Qaeda sin Osama Bin Laden: ¿qué pasó y qué puede estar pasando?

Haberse prefigurado por allá en la década de los 80’s a finales del siglo XX que un movimiento radical islámico pudiese arrodillar a las economías más potentes del mundo parecía descabellado, y aunque las amenazas existieron, los casos no eran más que bravuconadas de esos ejércitos alzados en un fundamentalismo ideológico contra la idea de un mundo globalizado. Sin embargo, la subestimación de occidente pasó factura, y aquellas células terroristas de Medio Oriente hoy son la realidad más feroz de la violencia global.

KENYA BOMBINGS LADEN

Para ese entonces, un joven musulmán, nacido en Arabia Saudí, iniciaba sus pasos dentro del radicalismo religioso, Osama Bin Laden; entrenado por la CIA y beneficiado para entonces por el aporte económico propio estadounidense a todas las bandas que luchaban contra la invasión de la Unión Soviética en Afganistán; se formó como yihadista, o seguidor de la yihad (exaltación de un concepto islámico radical), tras renunciar a la empresa constructora familiar donde ejerció su carrera de ingeniero.

Bin Laden en su obsesión por la llamada Guerra Santa en esos años profirió insultos a la URSS, y a lo que llamaba el decadente Occidente, pero mantuvo lazos con los americanos por el respaldo momentáneo de estos para desalojar al Kremlin del mundo árabe; el dinero que consiguió recaudar, producto de la desaforada entrega que hacían los aliados a estos grupos armados, lo usó para formar en 1988 Al Qaeda, o La Base, en su traducción al castellano, con veteranos combatientes, y conexiones en: Irak, Pakistán, Siria, Argelia, Líbano y Gaza.

Para 1990 las cosas cambiaron rotundamente durante la batalla entre EE.UU. e Irak, cuando los aliados entraron en las regiones sagradas del islam en la Meca y Medina, Arabia Saudita. En ese momento Bin Laden declaró la guerra al gobierno saudí por haber apoyado a los extranjeros, lo que produjo su destierro; dos años después del cese de su nacionalidad saudí, huyó a Sudán, donde también fue expulsado, meses más tarde por las presiones de USA. Fue así como el hombre fuerte de Al Qaeda decide refugiarse en Afganistán años más tarde, donde comenzó el recrudecimiento de su odio por Occidente representado por EE.UU.

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En 1996 su trabajo reclutando tropas a su causa se gestaba en una organización fuerte desplegada por toda la geografía afgana y parte de Irak; Bin Laden junto a su mano derecha Ayman al Zawahiri dominaban bastiones importantes, concentrando un súbito poder pactado con los talibanes y su principal jefe, el “Mulá” Muhammad Omar. Durante la administración Clinton en la Casa Blanca a finales de los 90’s en el pasado siglo, se pidió la cabeza de Bin Laden, pero ningún objetivo surtió efecto, al contrario, el temible hombre fue acusado de haber planificado dos mortales ataques que cobraron la vida de casi 300 muertos, los atentados en: Nairobi y Dar es Salam en 1998.

A víspera del nuevo siglo, otras células terroristas crecían en Medio Oriente, una de ellas Daesh, o el mal llamado Estado Islámico (Isis) en la actualidad, aunque para ese entonces seguían muchas directrices de Al Qaeda, pues, se creían representados por ellos. Los Yihadistas mantuvieron una verborrea dura contra los Estados Unidos, que pasó a la acción más lamentable con los sucesos del 11 de septiembre de 2001, cuando derribaron las Torres Gemelas de Nueva York y causaron estragos en el Pentágono, un mortal golpe que escaló en una seguida invasión norteamericana a suelo afgano para arrestar a Osama Bin Laden, quien reclamó la autoría del caso.

Desde entonces la búsqueda de ese hombre fue un movimiento internacional; aunque siempre se estableció que no había salido de la región árabe, hallarlo duró 10 años, y costó el enredo de una guerra catalogada por muchos “sin sentido” entre Occidente y el Medio Oriente, aprovechando la ocasión para derrocar gobiernos hostiles de la región como Saddam Hussein en Irak.

El 02 de mayo de 2011, el presidente Barack Obama en su primer mandato, anunció la muerte del cabecilla de Al Qaeda luego de un violento ataque al escondite del talibán. Osama Bin Laden murió en Pakistán, y con él se fue la amalgama de la que hasta ese entonces era la organización terrorista más reconocida internacionalmente. Su sucesor, al Zawahiri no declinó y asumió el mando de Al Qaeda, pero el carisma de Bin Laden no pudo suplirlo, por ello, desde entonces la red ha ido debilitándose, pues, muchos jóvenes han preferido unirse a otras filas más cruentas como Daesh por tener un discurso directo y contar con una gran fortuna producto del control de la explotación y venta ilegal de petróleo en regiones de Siria e Irak.

Además, Al Qaeda tras la muerte de su líder no ha podido controlar los enfrentamientos entre suníes y chiitas, al contrario, éste último grupo islámico, de menor radicalismo ha sido fuertemente golpeado por Daesh luego de declararse como un Califato; en ese sentido, la red que fundó Bin Laden ha preferido apoyar a los habitantes de las zonas invadidas, tratando de preservar la autonomía de los pueblos, cuestión que le ha valido enfrentamientos y el repliegue de sus tropas ante la crudeza del autodenominado Estado Islámico.

En la actualidad, Al Qaeda existe más en papeles de la historia que como grupo yihadista cohesionado, sus seguidores se han abierto, debatiéndose en alistarse con Daesh o formar sus propios grupos de autodefensa; pero la realidad no significa que Al Qaeda ha desaparecido como grupo insurgente; muchos estiman que están desde hace al menos dos años, reinventándose desde las bases, construyendo líderes en varias ciudades, y trabajando para que Daesh desaparezca.

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