Desde hace aproximadamente 15 años, Venezuela viene encabezando las listas dentro de Sudamérica que denotan un crecimiento exponencial de inmigración hacia otras latitudes del mundo, siendo los países vecinos suramericanos los destinos más preferidos, junto a Estados Unidos y Panamá; mientras que el viejo continente también ha recibido a estos ciudadanos, especialmente en España e Italia producto de cadenas familiares.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Venezuela fue una de las naciones donde más desembarcaron refugiados del conflicto, en su mayoría provenientes de Europa occidental y central, que escapaban del horror que se vivía producto de la mano “nazi” y los ataques de los países aliados en contra.
En el estado Vargas, el otrora principal puerto del país, arribaban centenares de familias buscando nuevos horizontes, es así como la diversidad cultural venezolana se enriqueció, hasta el punto de conglomerar innumerables colonias de: españoles, italianos, portugueses y hasta alemanes.
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Muchos de estos grupos ayudaron tras la finalización de Guerra al empuje internacional de Venezuela, y la conexión con otros mercados, por la fuerte demanda que había entre el intercambio de naciones producto del mestizaje. Sin embargo, en la nación americana los conflictos internos vinieron socavando las bases de lo que prefiguraba por allá en los años 60’s del siglo pasado un país moderno y más avanzado que sus vecinos.
La corrupción desde entonces, denunciada hasta la actualidad, que denota números rojos dentro del ámbito global por destacadas casas investigadoras de éste fenómeno político, ha desembocado en una crisis social que por el momento no tiene indicios de cambio, o al menos detención.
Muchos analistas coinciden que la explotación petrolera y la abundancia de la misma arrastraron al país a una especie de “conformismo general” que en pleno siglo XXI, cuando el mundo cada vez depende menos de los combustibles fósiles, hace mella en la economía de la nación caribeña.
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El margen de ganancia por la exportación de petróleo relegó la mano de obra agraria y ocultó el potencial turístico, fuentes que podían ir a la par generando aún mayores riquezas al Producto Interno Bruto (PIB) venezolano, el cual, según estimaciones del Banco Mundial (BM) en 2014 se contrajo hasta un 4%, producto del déficit financiero que desencadenó el alza de la inflación hasta 150,4% para agosto de 2015, la mayor del continente y una de las más altas del planeta.
Este panorama negativo ha motivado a muchas personas a querer hallar en otro país una esperanza de crecimiento profesional y familiar, pues, con la llamada “estanflación” según el BM, y la realidad de las calles venezolanas, una pareja recién graduada con estudios superiores, debería reunir por casi “174 años” para poder adquirir un departamento modesto en una de las ciudades principales de la nación, por ejemplo.
Entre los países más solicitados sigue encabezando Estados Unidos la lista, un lugar que antes que llegara la llamada “revolución bolivariana” al poder ya era parte de la inmigración venezolana; pero para mediados de los 90’s muchos jóvenes se iban por estudios de postgrados, para luego regresar al país con una mejor formación académica; las estadísticas revelan que quienes se marchaban para conseguir oportunidades de crecimiento financiero era menor.
Hasta 2015, según datos oficiales, al menos 1,8 venezolanos habrían emigrado desde el año 2001. De ellos, se cree que en Estados Unidos haya casi 800 mil, sumándose a los que ya estaban. Otros revierten la cantidad y aseguran que son más de dos millones de venezolanos viviendo en el gigante del norte.
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Pero para algunas consultoras privadas en el país, junto a centros de investigaciones universitarios como el de la Universidad Católica Andrés Bello, alertan que para 2016 existe una mayor demanda en 12 meses; es decir, ha aumentado el volumen de jóvenes que tienen ganas de partir.
Según la consultora Poder y Estrategia, luego de un estudio realizado a más de 1000 estudiantes universitarios o profesionales jóvenes, un 25% de los consultados dijo tener entre sus planes emigrar, y otro grupo afirmó que no lo hace por falta de recursos económicos.
En un contexto general, casi 3 millones de venezolanos tiene la intención de hacerlo, una suma que debe alarmar al gobierno y a la sociedad, pues, es una incesante fuga de “cerebros”, que se traduce en una merma de capital humano, y en el tiempo, monetario. Al respecto de ello vale destacar que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), refleja que Venezuela está entre los 15 países que tienen una alta selectividad de su migración por ser personas con títulos universitarios.
En Panamá se calcula la presencia de casi 200 mil venezolanos hasta febrero de 2016, allí muchos de ellos comenzaron a llegar a partir del año 2005, motivados al empuje de la economía que según el BM registra un ingreso del PIB en más de 8 puntos con una inflación de apenas el 4%.
Los venezolanos han visto en la sociedad panameña un paraíso donde radicar; pero la situación en cuanto percepción y ofertas de empleo ha ido mermando, desde 2014 el gobierno de ese país centroamericano ha venido modificando las leyes migratorias que afectan a los venezolanos, pues, a pesar que aún la “homologación de títulos universitarios” es posible, se ha dificultado por los elevados costos entre documentación y abogados.
Entretanto, conseguir un puesto laboral sin estar calificado oficialmente, puede ser complicado, pues, las empresas están siendo verificadas para que no empleen personas “sin papeles”; en todo caso, tendrían que recurrir al mercado de trabajos secundarios menos remunerados, que en la actualidad en la vorágine de la inmigración venezolana a Panamá se ha vuelto una lucha entre locales y foráneos, en muchos aspectos generada por el incremento del sentimiento “anti-venezolano” de algunos panameños.
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Ciertamente un vasto grupo de venezolanos cualificados se han ido persiguiendo nuevos sueños, siendo “bien vistos” al lugar donde llegaban, pero al agravarse la crisis social, política y económica del país, muchos buscan la forma de marcharse así no hayan concluido sus estudios, o no posean un capital financiero que los avale; en ese sentido, se ha venido denunciando que en algunos suburbios al sur del Estado de la Florida en USA, venezolanos están durmiendo en las calles porque llegan sin tener dinero para rentar un lugar donde vivir.
Por otro lado, en marzo fue avistado un cuerpo flotando en aguas continentales arubeñas por autoridades de allí, se trataba de un hombre venezolano que intentó ingresar a la isla como balsero desde el Estado Falcón, así lo reseñó la prensa internacional.
Según los datos que maneja ABC, más de 250.000 venezolanos viven en territorio español, principal receptor solo después de Estados Unidos. Las comunidades de venezolanos también han crecido con mucha velocidad en países como Chile, Uruguay, Perú, Costa Rica, Alemania, Inglaterra y Canadá.
Sin embargo, aún Venezuela no es el primer país con más emigrantes del cono sur americano; Colombia lidera la lista, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con 2 millones; pero en los últimos años el incremento ha sido superior y ello ya comienza a ser un tema de debate en el hemisferio.
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Redacción YoEmigro.com
