El matrimonio fortalece el lazo venezolano y ecuatoriano | YoEmigro.com

El matrimonio fortalece el lazo venezolano y ecuatoriano

La ingeniera en Sistemas Valeria Anzules, de 38 años, llegó hace un lustro a Guayaquil. Dejó su país, Venezuela, por la mala situación económica que atravesaba, y en el territorio nacional vivió meses complicados al no encontrar un trabajo. Decepcionada por la infructuosa búsqueda, decidió regresar a Caracas, pero unos días antes de viajar conoció al guayaquileño Eduardo Castillo en una reunión organizada por su primo.

Con él empatizó y frecuentaron en las redes sociales. Por este medio acordaron su primera cita. Desde entonces son inseparables. “Él me acompañaba en los recorridos cuando salía a buscar trabajo”, menciona. A ella le atrajo su gentileza. “Eduardo es solidario”.

Él memorizó términos que ella usa habitualmente: cambur (guineo) y cholas (sandalias); mientras que ella aprendió a preparar encocado, caldo de bolas y bolones. “Somos diferentes, pero nos enamoramos”.

En 2016 la pareja formalizó su relación y se casó por lo civil. Eduardo no le pidió matrimonio formalmente porque le daba terror casarse, pero ella le puso un ultimátum: “¡Nos casamos y hacemos la cosas como Dios manda, o nos separamos!”.

Él inmediatamente apareció con un par de anillos y la llevó al Registro Civil para separar la fecha. “En nuestros planes no está ser padres por el momento, quizás más adelante”, sostiene. Hoy, en este San Valentín, ascienden a 1.485 las parejas de ambas nacionalidades que, según el Registro Civil, contrajeron nupcias entre los años 2015 y 2018.

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Yelitza y Boris

La bolivariana Yelitza Villegas, de 38 años, y el ecuatoriano Boris Valdiviezo, de 33, también contrajeron matrimonio a mediados del año pasado.

El primer flechazo ocurrió en el trabajo y con ayuda de un amigo en común. Al año de empezar la relación decidieron vivir juntos. Cuando Boris la vio por primera vez todo fue casual. Él no buscaba a alguien; ella tampoco, pero luego empezaron a conocerse.  

“Me quedé atrapado por su forma de ser y sobre todo por ser justo; es una persona humilde y maravillosa”.  Ambos aprendieron que no importa la adversidad que se presente, porque mientras se apoyen lo superarán.

A Yelitza, quien es economista, le cautivó su forma conservadora de ser y su carácter afable. Desde que se conocen, todos los días son San Valentín.

Ella recuerda que la primera vez lo sorprendió con pasajes de avión para hacer turismo en Quito. Esta vez ella ha pensado en obsequiarle un artículo para guardar sus identificaciones y espera en la noche llevarlo a cenar.

Ermel e Isabel

Ermel Benavídez e Isabel Ferrer ya tramitan su boda en Quito. Ambos, de 45 años, se conocieron en enero de 2018.

Ferrer trabajaba como cuidadora de una de las tías de Benavídez. Cuatro meses después se convirtieron en enamorados. “Estamos trabajando sobre este amor para poder conservarlo”, expresa ella.

Para Ermel, Isabel es una bendición. Desde su divorcio, hace 20 años, ha estado solo. En esta semana tramitan todos los documentos que necesita Ferrer. Uno es la carta de soltería de ella. Esperan estar casados en mayo, cuando él cumpla años.

“Agradezco a Dios por esta oportunidad de renovarme y dar mis votos de matrimonio, de amor y de vida”.

Mélida y Walter

Mélida Campos, quien nació en el estado de Anzoátegui, y Walter Salinas, de Guayaquil, son padres de Isabela, de 14 años. En este caso, él emigró a la tierra bolivariana por el trabajo de su padre, quien era veterinario.

La pareja comenzó la relación cuando estudiaba en la universidad, en Anzoátegui. Los unió su pasión por la música: ambos cantaban y tocaban instrumentos.

En ese lugar volvieron a verse después de coincidir en repetidas ocasiones en consultorios de veterinarias y tiendas. Hace 16 años están juntos pero se casaron por lo civil y eclesiástico en 2012.

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Por la situación que vivían en el vecino país, se mudaron a Quito hace tres años, y aquí validaron su enlace. Walter quedó en sillas de ruedas debido al estrés que le produjo la muerte de su padre, quien fue asesinado en Venezuela.

“Cuido de él y de mi hija, que nació con autismo. Estamos más tranquilos. La gente de aquí es muy educada y siempre ayuda”, afirma Mélida.

Cristian y Valentina

Cristian Méndez, de 26 años, conoció a Valentina Cabrejos, de 20, en el transporte público de regreso a casa, en Guayaquil.

Las redes sociales, después, lo ayudaron a conquistar a la chica de Caracas. Preguntarle su nombre fue todo un desafío, ya que no quería asustarla. Sin embargo, el primo de Cristian, que lo acompañaba, pudo observar -de reojo- el nombre de ella mientras revisaba su Facebook en el celular.

“La busqué y le envié una solicitud de amistad. Cuando me respondió casi no lo podía creer. Le dije que la había visto en el bus y que si podíamos conocernos. Me respondió que sí”, relata el chico.

Empezaron los mensajes y las videollamadas diarias hasta que un día se citaron. En su primer encuentro fueron a tomar helados. Han pasado tres meses desde su primera salida y ya han aprendido sus gustos por el baile, la comida y el cine.

“Él es atento, sincero y respeta mi espacio. Me gusta, además, la dedicación a su hija pequeña. No imaginé estar con un ecuatoriano, pero nos llevamos bien”.

Valentina es profesional del ballet, bartender y maquilladora. El joven trabaja para una empresa.

Geovanny y Adrián

Geovanny de la Cruz encontró en Adrián, un venezolano, una relación estable. “Lo que más me gusta de él es su honestidad y lo trabajador que es”. La pareja lleva tres meses conociéndose.

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