Opinión: ¡Gracias Panamá por todo lo que NO me diste!

Opinión: ¡Gracias Panamá por todo lo que NO me diste!

Hoy escribo este artículo faltando pocas horas para hacer lo que tengo más de un año planificando, ha llegado el momento cumbre para hacer mi sueño realidad, el sueño más grande que puede tener un venezolano que emigró a Panamá.

Todos los que llegamos un día a Panamá lo hicimos cargados de sueños e ilusiones, con deseos, esperanzas y muchos ánimos y ganas de trabajar, de lograr un futuro próspero y bonito en una tierra cercana a la nuestra, con un origen común, hijos de Bolívar, así como nosotros, en un clima tropical y rodeados de mar.
Llegamos con humildad, sí con nuestra propia versión de la humildad, pero humildad y respeto al fin, lo hicimos con muchos deseos de poner todas nuestras energías y conocimientos al servicio del pueblo panameño, lo hicimos respetándolos y esperando ser respetados, quisimos trabajar con ustedes para ayudarlos a construir una mejor Panamá.
Pero nos conseguimos con unas personas maleducadas, ofensivas, soberbias, arrogantes, malintencionadas y dañinas que nos acusaban justamente de lo mismo, que nos han hecho pelearnos entre nosotros, aceptar trabajos mal pagados para sobrevivir porque sus leyes están diseñadas para dañar al extranjero, para hundir y sacarle el dinero a la gente clase media, porque su sistema legal-económico está pensado para que sólo hayan millonarios y pobres, y es por eso que en Panamá casi nadie que sea clase media puede surgir, ni los nacionales y mucho menos los extranjeros.
Los panameños nos acusan con muchas palabras feas, pero gracias a Dios, nosotros tenemos como irnos a otro sitio, ellos están condenados a vivir en la miseria de su país, a cortarse el pelo en una jaula asquerosa y cochina en el medio de la avenida rodeados de carros y autobuses echándoles el humo en la cara, mientras nosotros hacemos lo que queremos hacer desde el momento en que pisamos su país ¡Irnos de ahí!
Y te doy las gracias por nada, porque lo que me diste fue decepciones, tristezas y dolor, rabias, llantos y lamentos, menosprecios, maltratos, xenofobia y racismo, me hiciste recibir lo peor de todo lo que puede recibir un ser humano sólo por no ser de su tierra. Te doy las gracias por enseñarme lo bajo y rastrero que puede ser una sociedad. Por eso te agradezco, por enseñarme que soy mucho mejor persona de lo que pensé, porque no me diste amor, no me diste esperanza, no me diste cobijo, no me diste estabilidad, pero me diste mucho aprendizaje, el de saber que los venezolanos somos mejores de lo que creíamos.
Por eso escribo esto faltando horas para agarrar el avión que me llevará lejos de aquí, lejos de tanta ignorancia, tanto odio, tanta envidia y resentimiento. Ningún país puede surgir cuando tiene esa carga emocional tan negativa, si no me creen, véanse en el espejo de Venezuela, donde el odio, el resentimiento y la ignorancia de una mayoría nos trajo a donde estamos hoy. Por ese mismo camino van ustedes. Los esperamos en la bajadita.
David Molina