Las panameñas lideran la prostitución clandestina | YoEmigro.com

Las panameñas lideran la prostitución clandestina

Un estudio realizado por el Ministerio de Salud revela que el 80% de las trabajadoras sexuales clandestinas son panameñas tal como lo reseñó el periódico “El Siglo” de Panamá.
Así lo indicó ayer Aurelio Núñez, director del programa nacional de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), VIH y sida del Ministerio de Salud (MINSA), al explicar que las extranjeras que se dedican a este oficio, en su mayoría, lo hacen con sus permisos de trabajos y en establecimientos nocturnos.
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‘No debemos estigmatizar ni juzgar a estas mujeres’, dijo al indicar que el MINSA está haciendo un gran esfuerzo, invirtiendo tiempo, recurso humano y dinero para que las personas que estén en alto riesgo (como las trabajadoras sexuales de la calle) acudan a recibir atención médica de manera voluntaria.
‘Queremos evitar que estas personas sigan manteniendo relaciones sexuales sin protección, corriendo el riesgo de trasmitir enfermedades a sus clientes o parejas’, explicó.
Aclaró que no es deber de el MINSA fiscalizar la legalidad de las trabajadoras sexuales, sino la de garantizar que tengan un control de salud. Para ello, crearon las clínicas amigables, en las que, desde su inauguración en el 2012, se ha invertido $200 mil y atendido a más de 1,000 usuarios.
Núñez mencionó que, de estas personas, 60 han resultado positivas en la prueba de VIH y 80, con sífilis. A estas personas se les da seguimiento y tratamiento.
Este año ya han atendido a 572 personas, de las que el 73% son mujeres (trabajadoras sexuales), es decir, 420; seguidas por los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, con 131 atenciones, y transexuales (21).
Rocío (nombre ficticio), una trabajadora sexual clandestina, aseguró que asiste cada semana a sus revisiones médicas, ya que para ella es muy importante proteger su salud y la de sus clientes.
Explicó que la atención que reciben es buena y que el costo por los servicios es bastante accesible, pues solo cobran dos dólares y se les dota de condones y le dan seguimiento para posibles tratamientos.
Al llegar a la clínica, le solicitan su nombre, preguntan si tiene hijos o pareja, cuándo fue su última cita médica y otros datos similares, pero no le preguntan dónde trabaja ni la juzgan porque se dedica a este oficio, comentó.
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