Testimonio: ¡No soportaba más! Razones por las que me fui de Panamá

Testimonio: ¡No soportaba más! Estas son las razones por las que me fui de Panamá

Este artículo fue escrito por el venezolano Luis Manuel Sánchez y enviado a la redacción de InmigrantesEnPanama.com y lo publicamos en aras de mostrar todas las versiones y visiones del amplio abanico de la situación de los venezolanos en Panamá, si usted también quiere opinar, puede enviar su artículo a [email protected]:
Me fui de Panamá porque no soporto el mal trato de los panameños para con la gente, porque me cansé de su mal humor eterno y constante, porque la vida es un regalo muy bello que Dios nos dio, pero lamentablemente dura muy poco, y no vale la pena estar los mejores años de mi vida en un sitio en el que cuando das los buenos días o buenas tardes o buenas noches, lo que recibas a cambio es una especie de gruñido con cara de desprecio incluida y un «diga» entre dientes y de mal humor.
Razones por las que me fui de Panamá
También me fui de Panamá – y me repito a mí mismo todos los días que les regalé los 3.000 dólares que pagué por mis papeles – porque no es posible vivir en un sitio en el que te cierran todas las puertas. Es ilógico estar en un país en el que, por un lado, te dicen que es el mejor país de América Latina para invertir y para hacer negocios, pero en lo que llegas ahí todo es un lío y un problema.
Desde que llegas al aeropuerto, sin importar si tienes nacionalidad de otro país, sólo porque naciste en Venezuela o hablas venezolano te miran mal, te tratan con desprecio y con presunción de delincuente. Es que ni en EEUU me han tratado jamás de una forma tan despectiva y prepotente como los panameños.
Lo que no entiendo es cómo una sociedad con tantas carencias a nivel educativo y cultural, dónde es posible conseguir en el periódico, en los inserts de TV o incluso en las vallas publicitarias en la calle terribles errores ortográficos, sea tan soberbia y creída.
Me fui de Panamá porque me cansé de que en todos lados cuando quieres exigir (con respeto, pero firmemente) tus derechos te dicen que como eres extranjero no tienes derechos y que, si no te gusta, te vayas, que ese es su país y que “Panamá para los panameños”. Si eso es lo que quieren, perfecto, ya lo consiguieron, ya me fui y ojalá que pronto puedan irse todos los extranjeros que son constantemente humillados y despreciados hasta por los taxistas.
También decidí dejarle Panamá a los panameños porque decidí no volver a ser víctima de xenofobia ni de odio racial, pero especialmente porque se volvió insoportable que me estuvieran exigiendo en todos lados que tengo que ser agradecido con ellos ¿agradecido con qué? ¿con traer mi dinero a Panamá? ¿con aguantarme sus malas caras y malos tratos? ¿con estar en una ciudad en la que no hay aceras? ¿con el miedo que dan los taxistas? ¿con lo extremadamente costoso que es todo? ¿con tener que pagar por un apartamento más de lo que tendría que pagar en Miami? ¿con que alguien vaya delante de mí y me tire la puerta en la cara en vez de aguantarla como pasar en los demás países del mundo? ¿con qué tengo que ser agradecido? ¿con qué, si quiero montar un negocio de venta al detal en un centro comercial no puedo porque es sólo para panameños? ¿con toda la segregación y racismo que hay contra los extranjeros?
No entiendo qué tipo de agradecimiento esperan ellos y la verdad ya no me importa, porque en este momento, sinceramente lo único que les digo es, tienen razón Panamá para los panameños, quédense con su país que según ustedes no nos necesita. Lo que soy yo, a Panamá, ni para hacer conexión en el aeropuerto, con actitud y su prepotencia no merecen ni eso.
Lo que soy yo, me fui a un sitio donde no le tienen ni odio ni miedo a los extranjeros y en el que, aunque también soy extranjero, no hay nadie exigiéndome en todos lados a cada rato que debo arrodillarme ante ellos a besarle los pies para agradecerles por vivir ahí. El desarrollo de una sociedad no está determinado por el dinero que circula por las calles, sino por la mentalidad de sus habitantes. Virtudes y defectos tenemos todos y en todas partes se sobreentiende, menos en Panamá, donde parece que los únicos que tienen virtudes son los panameños y los únicos que tienen defectos son los extranjeros.
En Estados Unidos un extranjero sale pa’lante sin que nadie lo esté señalando a cada rato. Y que no me salga nadie con que Panamá es un país pequeño, porque el ego, el racismo y el resentimiento lo tienen bien grande, eso sin contar con su homofobia, son una sociedad retrógrada en todos los sentidos y que merece estar como ellos desean estar, aislados del mundo.
Escrito por Luis Manuel Sánchez, un venezolano que se fue a Panamá creyendo que era un sitio agradable y descubrió que es todo lo contario.