Reino Unido echará de menos a sus inmigrantes poco calificados

Reino Unido echará de menos a sus inmigrantes poco calificados

Una vez que el Reino Unido se retire de la Unión Europea, aproximadamente 590,000 personas que viven allí ahora – ciudadanos de otros países de la UE – ya no tendrán la opción de quedarse. Y es probable que la mayoría de los que se irán serán trabajadores relativamente poco calificados. Los banqueros y desarrolladores de software probablemente encontrarán una manera de quedarse, porque se les necesita. La preferencia por los inmigrantes calificados no es del todo racional, y su aplicación práctica puede tener consecuencias no deseadas. Así lo reseña Gestion.pe, que compartió esta columna de Bloomberg:

Reino Unido echará de menos a sus inmigrantes poco calificados

Cuando la gente exige límites a la inmigración, por lo general se refieren a barreras en contra de los inmigrantes menos calificados. Eso es un consenso en las sociedades occidentales que trasciende los niveles de educación y riqueza, así como los límites ideológicos. Los investigadores han encontrado que este consenso aplica tanto para Estados Unidos como para países europeos.

Estudios anteriores atribuyeron esta tendencia a la competencia económica, sin embargo, eso no explica por qué la gente local altamente calificada también prefiere a los inmigrantes altamente calificados, que podrían ser competidores potenciales en algunos mercados de trabajo muy reducidos, como el mundo académico. Las personas que se sienten amenazadas personalmente porque trabajan en industrias en decadencia o viven en zonas económicamente deprimidas son más propensas a resentir la inmigración poco calificada. Sin embargo su intuición es errónea. De acuerdo con un estudio de 2015 publicado por Mette Foged de la Universidad de Copenhague y Giovanni Peri, de la Universidad de California, Davis, la llegada de trabajadores poco calificados de otros países no aumenta el desempleo entre los locales poco calificados, sino que los impulsa a capacitarse más y conseguir mejores empleos.

Hay otras tres explicaciones posibles para el ánimo contra los inmigrantes poco calificados que aparecen en diferentes estudios. Una de ellas es que estos migrantes son percibidos como un drenaje neto del bienestar (de hecho, la inmigración tiene un diminuto efecto fiscal). Otra se centra en el “merecimiento”: la gente considera la residencia en sus países como una recompensa por el logro. También está la explicación “basada en la norma”: es más probable que un inmigrante calificado tenga bien sus papeles y una oferta de trabajo, por lo que posiblemente habla el idioma del país y se adaptará más rápido.

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En otras palabras, los efectos sobre la competencia y el bienestar son exagerados, y el “merecimiento” y las “normas” son sesgos irracionales.

Los gobiernos, sin embargo, no hacen estas preguntas, sólo actúan por consenso: la UE y los Estados Unidos tienen procedimientos más sencillos para la inmigración altamente calificada. Se considera que facilitar los requisitos para los trabajadores de la industria tecnológica ayuda a la competitividad. Israel acaba de anunciar que flexibilizará las reglas para conceder visas con la intención de cubrir un déficit de 10.000 puestos de trabajo en la industria tecnológica local, y la política de inmigración del Reino Unido post-Brexit probablemente también se centre en atraer programadores y expulsar a fontaneros y meseros.

De acuerdo con la Fundación Social Market del Reino Unido, de los 3,55 millones de ciudadanos de la UE que ahora viven en Gran Bretaña, más de un millón no tienen la residencia permanente. Para finales de 2019, cuando el país debería haber abandonado la UE, alrededor de 590.000 no habrán estado en el Reino Unido el tiempo suficiente para tener derecho a la condición de residente permanente. Un número desproporcionado será de Rumania, España, Hungría, Grecia, Italia y Bulgaria. Estos son países de bajos ingresos o alto desempleo que suministran mano de obra relativamente poco calificada al Reino Unido, o por lo menos la gente que acepta empleos que requieren pocas habilidades. Su salida concordará con la política de inmigración de la primera ministra, Theresa May, para los países que no pertenecen a la UE que entró en vigor este año: sólo se pueden quedar los inmigrantes que ganen al menos 35,000 libras (US$ 46,550) al año, 8,000 más que el salario promedio.

Si este requisito se aplicara a los ciudadanos de la UE, muchos ciudadanos del Reino Unido presenciarían lo que los moscovitas vivieron a finales de 2014 y 2015, cuando una fuerte caída de los precios del petróleo afectó el tipo de cambio del rublo. Más trabajadores poco calificados de las antiguas repúblicas soviéticas se fueron y menos llegaron. Por ejemplo, en 2014 la inmigración neta de Uzbekistán fue de cerca de 37.000 personas. En 2015 se volvió negativa: Rusia perdió casi 21,000 uzbekos.

Lo que siguió no fue exactamente un desastre, pero fue perceptible. Los inmigrantes de Asia Central habían trabajado como recolectores de basura, meseros y cajeros de supermercado. Los moscovitas se quejaron de ellos, y muchos exigieron que el gobierno los obligara a obtener visas (por supuesto los inmigrantes calificados podrían seguir viniendo sin necesidad de visa). De pronto los botes de basura se desbordaban, nadie barría las calles y había menos cajeros en las tiendas. Los cafés tenían letreros de “se busca empleado” y había que esperar más tiempo para tomar un café. Las cosas no estaban funcionando tan bien como antes.

Los locales no ocuparon los puestos que dejaron los inmigrantes, porque esos empleos no eran dignos de ellos. Las empresas, sin embargo, no estaban dispuestas a pagar mayores salarios en medio de una depresión.

Por suerte para los moscovitas, Rusia seguía estando mejor económicamente que los países vecinos, y el total neto de la migración se mantuvo positivo en el año. Los recién llegados pronto ocuparon la mayoría de los puestos de trabajo de baja remuneración. La crisis fue relativamente leve.

Al Reino Unido le irá peor si insiste en cerrar sus fronteras a las personas poco calificadas. La economía, ya afectada por las preocupaciones relacionadas con el Brexit, no será capaz de dar cabida a los mayores salarios requeridos para atraer a los locales a los puestos de trabajo que dejarán los inmigrantes. Y los locales experimentarán una caída en el nivel de bienestar. Todo el talento de programación en el mundo no va a sustituir la falta de meseros y plomeros; su contribución a la sociedad rara vez apreciada es algo que las sociedades pierden cuando la inmigración de trabajadores poco calificados se ve interrumpida.

Desde la votación a favor del Brexit, el número de crímenes de odio en contra inmigrantes ha aumentado en el Reino Unido, especialmente en áreas que votaron a favor de abandonar la UE. Los inmigrantes podrían sentirse aliviados de dejar estas zonas inhóspitas del país. Los locales, sin embargo, los echarán de menos muy pronto – si es que se toman la molestia de preguntarse por qué su vida de repente es menos cómoda.