Estas reflexiones fueron enviadas por el venezolano Víctor Medina al grupo de Facebook «Inmigrantes en Chile» y queremos compartir con ustedes su punto de vista sobre el costo de la vida en Santiago y la crisis económica en Venezuela:
Luego de leer tantos y tantos escritos sobre los que queremos emigrar a Chile, he podido observar el enorme pesimismo de muchos venezolanos con respecto a la situación económica que se vive en ese país suramericano.
La mayoría afirma que la vida en Santiago es muy costosa, que el salario básico apenas ronda los 250 mil pesos, que el alquiler de una vivienda es igual a un mes de salario, que la comida es muy cara y muchas otras cosas negativas.
Pareciera que nosotros, los venezolanos, no nos hubiésemos dado cuenta de la catastrófica situación que vivimos en nuestro país. Yo quisiera que algún venezolano me dijera ¿qué es lo que en este país es accesible para nuestros bolsillos?
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Hasta hace unos dos años, cuando una maestra le preguntaba a un alumno que almorzó, si este le respondía «caraotas», era víctima del llamado bullying, porque existía la percepción de eran comida de personas de muy bajos recursos. Sin embargo, en estos momentos, nosotros los venezolanos no estamos en capacidad de cubrir ni la más mínima necesidad para nuestras vidas. Dichoso el que todavía puede comer tres veces al día.
Es vergonzoso decirlo, pero ¿cómo es posible que una mujer tenga que utilizar un pedazo de trapo por toalla sanitaria porque esta no se consiga y, de conseguirla, un paquete vale una semana de trabajo?
Yo ni me acuerdo cuando fue la última vez que utilice papel higiénico, un perfume o una colonia. Eso quedo en el recuerdo.
En cualquier país del mundo, a excepción del nuestro, se puede vivir con un salario mínimo sabiendo administras las finanzas. No es fácil, pero tampoco imposible; mientras que en nuestro país sí es completamente imposible.
En Venezuela una compra mensual de alimentos esta por el orden de los 270 mil bolívares fuertes, lo que quiere decir que hay que trabajar más de un año para hacer la compra digna de un mes. Eso no tiene la más mínima lógica.
Si el que está leyendo este escrito está decidido, al igual que yo, a emigrar a otras tierras (sobre todo Chile); saquemos de nuestra cabeza el chip del bolívar que tan devaluado está. Debemos sustituirlo por el peso chileno. De lo contrario, al estar en tierras ajenas igual nos moriremos de hambre o ni siquiera compraremos un jabón para bañarnos, por estar a toda hora, cada vez que necesitemos comprar algo; pensando en el cambio peso-bolívar y así vamos a estar bien, pero bien, jodidos.
Víctor Medina.
Somos InmigrantesEnChile.com
