Si la Real Academia Española pudiese convertir a Dubái en un neologismo, seguramente su significado sería similar al de riqueza, o un sinónimo bastante cerca. Dubái, uno de los siete Emiratos Árabes, se ha erigido como la metrópolis más famosa del mundo por su divergente vida moderna, la cual se ha construido en menos de tres décadas. Es sin lugar a dudas la meca de un ostentoso poder global que radica sus negocios en el mundo petrolero, pero que observa nuevas fuentes de financiamiento como el turismo.
Los datos sobre ésta urbe son increíbles, pasando desde lo curioso hasta los más surreal. Dubái plantea su concepción de vida en las leyes del islam, pero la voluptuosidad de su infraestructura parece diferenciarse de muchos preceptos religiosos, hasta de conceptos, cuando los musulmanes atacan lo que ellos llaman “el desenfreno” de occidente.
Pero en la actualidad, con los precios del petróleo disminuyendo en el mercado, los países del Golfo Pérsico se han tenido que controlar en gastos, dejando un momento el desaforado crecimiento urbanístico e industrial; el Fondo Monetario Internacional pide mayor austeridad para no generar desequilibrios fiscales en la zona. Dubái puede ser uno de los ejemplos más claros, aunque su gobierno, bajo el mando del Emir, Mohamed bin Rashid Al Maktum, viene generando nuevas fuentes de financiamiento de la deuda de éste Emirato, para tratar de sostener en el tiempo su crecimiento sin verse afectado por la desaceleración del mercado del combustible.
El abanico de oportunidades que se ha abierto en Dubái en materia financiera es grande, aunque muchos advierten que todo esquema fuera de sindéresis en el tiempo terminará resquebrajándose; de ahí que yacen acusaciones fuertes sobre el Emirato de ser un acaparador de empresas fantasmas, convirtiéndose así en un moderno paraíso fiscal, que ya ha sido delatado por los famosos “papeles de Panamá”, la investigación periodística que ha revelado millones de documentos en los que se detalla cuentas monetarias “off shore” pertenecientes a miles de personalidades alrededor del mundo.
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Entre las nuevas fuentes de ingresos en Dubái destaca el área inmobiliaria, un sector con fuerte demanda internacional por todo lo que representa mantener un activo dentro de ésta ciudad. En ese sentido, se ha necesitado mucha mano de obra, que comienza a ser atractiva como fuente de empleos para los inmigrantes, en especial los venidos de África y Sudamérica en menor proporción. Lamentablemente las condiciones laborales de estas personas no son muy respetadas; muchas organizaciones que defienden los Derechos Humanos han denunciado en reiteradas oportunidades del injusto pago hacia quienes realizan las tareas pesadas, además de no contar con un marco regulatoria sobre sus servicios básicos de higiene y seguridad personal.
Sin embargo, esto poco ha restado importancia a la cada vez más creciente demanda de nuevos extranjeros que llegan a Dubái y necesitan un empleo. La situación se ha corrido como bola por el mundo entero, por ello cada vez más son los latinos que desisten de irse a naciones tradicionales dentro de la cultura de la inmigración, para aventurarse en uno de estos Emiratos Árabes, en especial Dubái, porque es el más promocionado en sus regiones.
Por otro lado, uno de las cosas que más llama la atención es que en Dubái se estima que del total de su población, al menos 75% son emigrantes, muchos de ellos españoles, por eso cada vez más los hispanohablantes se decantan por esa nueva opción de vida, pues, la adaptación no sería tan difícil si a su alrededor existen personas que dominan el mismo idioma; un caso que también se ajusta por el tema del inglés, otra lengua que crece en Dubái, de hecho, el gobierno la ha establecido como requisito indispensable en los colegios, y casi todas las empresas aceptan empleados que la dominen, así no entiendan el árabe.
En cuanto a las corporaciones, la emigración calificada de América del Sur puede tener muchas oportunidades en Dubái, pues, cada día se abren vacantes profesionales en búsqueda de talentos multilingües, con excelentes hojas de vida, pues Dubái se ha convertido en la puerta del mundo árabe en el planeta. Otras perspectivas como el emprendimiento generan entusiasmo en pequeños empresarios latinos queriendo expandir sus negocios, y por eso ven en Dubái la manera de hacerlo realidad, porque se les facilita la inversión y la estadía legal.
Emigrar a Dubái depende de algunos factores, en especial el monetario. Es una tierra muy distante de Suramérica, pero al final cada vez más cerca por los lazos que se comienzan a tejer. La documentación que se necesita es casi igual que en la mayoría de los países de occidente: visados generados por los servicios consulares del Emirato; las visas de trabajo pueden ser obtenidas estando en Dubái cuando el empleador lo demande; además las visas de inversiones son bastante apetecidas por la flexibilidad en la entrega. Con determinación y orden, el deseo de emigrar a Dubái se puede convertir en una realidad más fácil que cualquier otro sueño.
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