Testimonio desde Perú: “El xenófobo” | YoEmigro.com

Testimonio desde Perú: “El xenófobo”

Les quiero hablar del xenófobo, quien padece de una miserable enfermedad que se llama xenofobia, de este infeliz ser humano que por sus venas en vez de sangre lo que corre es la ponzoña del odio y del desprecio hacia el otro hermano, que por ser un extranjero lo considera una escoria, sin tener en su conciencia la más mínima compasión ni algo de misericordia de la dura situación que ha llevado al inmigrante a salir forzosamente de la patria que abandona, por diferentes razones, sean políticas, étnicas, religiosas, de crisis humanitaria u otra grave circunstancia que es para su vida peligrosa.

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Dejando atrás, no por estatus ni moda, su querida patria, su familia, sus amigos, sus afectos, sus querencias, la tierra que como su segunda madre en su corazón se aloja. Este enfermo a quien mi pluma cuestiona, que no sabe el grave daño que injustamente ocasiona, no entiende ni medita como tampoco razona que este mundo por Dios fue hecho dándole iguales derechos a toda la humanidad que en resumen es una sola.

Igualmente, quien esta indigna conducta asume, cree que puede quedar exento de que le pueda pasar lo que al otro conmociona; en la migración por motivos políticos, quien escribe a propósito menciona que se olvida por ser de corta memoria que en el caso de América Latina ejemplos nos da la historia de dictaduras, tiranías que ha habido en los distintos países que a esta gran región conforma, desde México a la extensa Patagonia, generando que buena parte del pueblo, se haya visto en la situación penosa de salir huyendo de su país a Brasil, Costa Rica, Perú, Venezuela a Colombia, por citar sólo estos casos de países que generosamente han recibido en grandes oleadas a estas personas, quienes sólo aspiran tener en estas naciones solidarias una estadía transitoria, con la esperanza de regresar a su querida patria, tan pronto como haya cesado la situación que gravemente lo agobia.

Al Xénofobo, lo invito a que se vea en este espejo de esa realidad oprobiosa, y, que, a demás, se haga consciente de que lo que sigue caminando por América Latina no es la espada de Bolívar que en aquellos tiempos de otrora por la libertad de cinco naciones hermanas hubo alcanzado la gloria, sino el populismo, el fascismo, la demagogia, las falsas ideologías que ser de izquierda o de derecha se pregonan, utilizando de una forma oportunista el sistema democrático como idónea plataforma para llegar al poder que para sus propios intereses lo quieren y lo ambicionan, y cuando este objetivo logran, cambian radicalmente las leyes que para su propia conveniencia las manipulan y acomodan, invocando que lo hacen en nombre del pueblo, al que realmente traicionan, instaurando tiranías, dictaduras, trayendo ruina, hambre, miseria, tortura, muerte, corrupción, robo y la destrucción de todo aquello que tocan.

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Siendo estas las razones que el pueblo tiene de sobra para buscar otros rumbos más allá de las fronteras para poner a salvo tanto su vida como la de su familia, como un legítimo derecho político y natural inherente a las personas; este triste personaje de quien hablo y que no sabe lo que hace, como en la Biblia se menciona, pero que también Dios lo perdona, por su infinita misericordia, podría ser encarado por un inmigrante, de esta merecida forma: Xenófobo, no te deseo mal, hoy soy yo, pero mañana puedes ser tú, a quien en tu país le toque vivir esta realidad oprobiosa.

Por Ysaías Fernández.
El Callao, Perú