Testimonio: Siento mucha vergüenza de ser venezolana

Testimonio: Siento mucha vergüenza de ser venezolana

Sí, así como lo leen. Tengo nueve años viviendo en España y en ese tiempo he visto de todo. Actitudes y comportamientos de algunos paisanos venezolanos que sinceramente decepcionan. Hay muchas veces en las que me da vergüenza haber nacido en Venezuela, hablar venezolano o simplemente ser de ese hermoso país ubicado al norte de América del Sur.

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Si después de leer el párrafo anterior tienes la necesidad de vociferar insultos y escribirme palabrotas en los comentarios, diciéndome que no regrese y todas esas frases prefabricadas que están tan de moda en las redes sociales; déjenme decirles que ME DA IGUAL. La mayoría de vosotros, los odiadores de oficio que se creen mejor que los demás por el simple hecho de disimular todo lo que de verdad piensan y sienten; me dan vergüenza, porque son unos intransigentes, ofensivos, maleducados, mala gente, dañinos, destructivos e incapaces de tener un gesto de solidaridad, amor, compasión o respeto por aquel que diga algo con lo que no estáis de acuerdo.

Los venezolanos, ahora que no tenemos los miles de dólares de Cadivi para viajar, ya no somos recibidos con amor en ningún sitio, porque ya comenzaron a verse las costuras de la realidad de nuestra sociedad, o ¿me van a venir a decir que la degradación y destrucción de los valores, la ética y la moral del venezolano, en líneas generales, no es una realidad palpable? Nuestro país en este momento es una desgracia.

Durante muchos años Venezuela recibió a inmigrantes de todos los países del mundo. Ahora, después que una amplia mayoría tomó la decisión democrática de destruir el país, poniéndolo en manos de personas con ideologías retrogradas y sin preparación de ningún tipo; somos algo así como “la nueva escoria”, porque además de las personas honestas y trabajadoras que salen a poner en alto el nombre de su país, también están los ladrones, estafadores, vivos-criollos, peligrosos y que son los que la gente y los medios de comunicación recuerdan; porque un venezolano que está dando lo mejor de sí en una empresa no aparece en la prensa, el único que aparece es el que se hizo pasar por enfermo de cáncer y que estafó más de 12.000 euros a los incautos que creyeron en él; entre muchos otros.

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Estoy en un punto en el que si pudiera quitarme el acento o la nacionalidad lo haría, porque me avergüenzo. No tienen sospecha de la indignación que siento cuando digo que soy de Venezuela y lo primero que me dicen es “ahhh Maduro, ¿cómo pudieron votar por ese señor”… o cosas como “¿si no les gusta cómo viven, ¿por qué no procuran un cambio político?… o cuando veo en redes sociales que personas de países recién vestidos nos insultan con cosas como “vienen a mi país a que les matemos el hambre y aquí fue que descubrieron el papel sanitario porque mi para limpiarse el culo tienen su país”.

Y la gota que derramó el vaso, el clímax de mi sensación fue cuando, hace pocos días, un “amigo” venezolano llegó a Madrid con su pareja y me pidió alojamiento en mi casa por dos días, con gusto lo hice y al irse, misteriosamente se me extraviaron 600 euros que tenía guardados para pagar el alquiler.

Cada vez con más frecuencia veo en las noticias o leo en las redes sociales que venezolanos son atrapados cometiendo actos delictivos en distintos países del mundo, y es entonces cuando siento vergüenza, profunda vergüenza de la imagen que estas personas dan de nosotros, metiéndonos a todos en el mismo saco ante los ojos del mundo.

Eso sí, aunque me da indignación, tampoco podría estar de acuerdo con que esas cosas se callaran o no dijeran, solo por mantener la imagen falsa de que somos el mejor gentilicio del mundo. Estaríamos haciendo lo mismo que el chavismo, es decir, censurando de acuerdo a nuestros intereses (por más nobles que nos parezcan). La verdad es la verdad duélale a quien le duela.

Autor: Claudia Fernández

Este artículo de opinión fue enviado al correo [email protected] por su autor