Testimonio: He confirmado que Venezuela no tiene salvación, ¡Hay que huir!

Testimonio: He confirmado que Venezuela no tiene salvación, ¡Hay que huir!

A raíz de la súper devaluación que experimentó Venezuela en el mes de noviembre, cuando el precio del dólar negro pasó de Bs. 1.000 a Bs. 4.000, es lógico que los precios de las cosas importadas se disparen hasta las nubes, porque son muchos los comerciantes que compran sus productos con ese dólar.

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Pero ahora, viendo lo que está ocurriendo, he llegado a la conclusión de que por lo visto el gobierno quiere reeditar el famoso “Dakazo” que, en su momento, aceleró el desastre económico que se vive hoy día. Resulta que el Sundde está visitando los comercios para obligarlos a bajar los precios hasta en 50%, sin posibilidad de argumento ni protesta por parte de los comerciantes, y el que no esté de acuerdo va preso.

Ese acto, totalmente dictatorial y que vulnera el derecho a la propiedad, el libre comercio y que evidencia que Venezuela está bajo el mando de un régimen autócrata es ya, por sí solo, muy terrible, pero lo que me garantiza que Venezuela no tiene salvación y que está dañada por completo como un cáncer que hizo metástasis es lo que vi a continuación.

La gente en la calle estaba eufórica aplaudiendo la medida, se veían felices llamando a sus amigos para que vinieran a hacer la cola porque el gobierno había bajado los precios, emocionados porque van a comprar “barato”, sin importar si en ese interín se llevan por delante años de trabajo de ese comerciante; y cuando quise comentarlo con muchos de mis amigos o vecinos, sin importar si son opositores o chavistas, la mayoría estaban de acuerdo con eso.

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Que feo es ver que la gente en realidad disfruta ver como “joden” a un comerciante, como lo destruyen y lo llevan a la quiebra obligándolo a bajar los precios y vender por debajo del coste haciéndolo perder millones en cuestión de horas.

Esa actitud, la de actuar como langostas destructivas y encima disfrutarlo es la muestra perfecta de que nuestro otrora “maravilloso país”, no es más que un territorio lleno de porquería, de gente que, sin importar su filiación política, disfrutan destruyendo todo a su paso, así como disfrutan desmembrando ganado vivo cuando un camión se voltea y las reses quedan a su merced o como lo hacen cuando saquean un camión de cervezas mientras el chofer está atrapado muriendo o, peor aún, cuando al momento de un accidente de tránsito, si hay alguien atrapado lo que hacen es robarle el reloj o el celular sin importarle si vive o muere.

Es el mismo país en el que los presos ya no se conforman con pelear con sus pares cuando hay diferencias de opinión, tampoco es suficiente matarlos, sino que ahora los descuartizan vivos y los obligan a comerse sus intestinos mientras los graban en video.

Esa es la Venezuela actual, de la que las pocas personas decentes que quedamos aquí, debemos huir lo antes posible, porque la epidemia de destrucción de la ética la moral y las buenas costumbres llegó para quedarse, porque la otrora “pequeña Venecia” a la que le cantaba Montaner o ese sitio “al norte del sur” donde crecía la esperanza de aquellos que vinieron de tan lejos como decía Franco De Vita, ya no existe, ya murió, mutó, se convirtió en algo peor que el infierno y como tal, hay que irse, tan pronto usted pueda.

Autor: Manuel Velásquez

Este artículo de opinión fue enviado al correo [email protected] por su autor