Una empresa de Trump, acusada de abusos en Panamá

Una empresa de Trump, acusada de abusos en Panamá

«Los administradores de un enorme edificio de apartamentos de lujo en Panamá que porta la marca Trump expulsaron a la empresa de Donald Trump meses atrás. Lo hicieron entre acusaciones de mala gestión, gastos excesivos y bonificaciones no reveladas que los ejecutivos se pagaron a sí mismos». Así lo reseña la página web de Noticias Univisión, donde fue publicado un trabajo periodístico de Jeff Horwitz para la agencia de noticias Associated Press:
Avenida Balboa and Cinta Costanera
«En una entrevista, el hijo de Trump, Eric, desestimó las acusaciones de mala gestión diciendo que eran solo un intento orquestado para mancillar la reputación de los triunfos de la familia Trump. Calificó al proyecto de un emblema increíble y, francamente, un gran testimonio de Estados Unidos», se explica en el texto.
«Estoy orgulloso de haber desarrollado este rascacielos extraordinario», dijo Trump en un folleto promocional de 2007, que incluía la promesa de construir «una marca histórica en América Latina y el Caribe».
«Resulta, sin embargo, que Trump no fue el desarrollador del proyecto: se limitó a rentar su marca, aunque eso tuvo un precio alto. Un prospecto de bonos en 2007 para el proyecto estimaba que acumularía 75,4 millones de dólares en pagos por el arrendamiento de licencias, aproximadamente dos tercios de la cantidad recaudada».
«Agobiado por los sobrecostos y la recesión mundial, el verdadero desarrollador del complejo suspendió los pagos de sus deudas a los pocos meses de que se cortó la cinta inaugural en 2011. Trump ganó unos 20 millones de dólares en concesiones mediante un acuerdo de quiebra posterior, y probablemente fue el único participante del acuerdo original que salió ganando», explica el periodista.
Junto con sus marcas y sus contratos de gestión hotelera, Trump firmó un tercer contrato para administrar todo el edificio. Una serie de párrafos contractuales le dieron a la empresa de Trump el derecho de voto en la junta de propietarios, en nombre de cientos de hoteles y unidades en condominio.
Los compradores se habrían enterado de que abdicaron a sus derechos de voto sólo si hubieran leído las letras pequeñas de sus contratos de venta, dijo Al Monstavicius, un médico de Nevada jubilado que compró un penthouse. «No debería haber firmado eso», dijo Monstavicius. «Pero no hubo nada que pudiera hacer porque mi dinero estaba comprometido», narra el autor del reportaje.
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