El siguiente texto fue publicado en un grupo de Facebook por un venezolano llamado Rodrigo Díaz y lo compartimos aquí como una forma de evidenciar ese mal que están sufriendo muchos venezolanos que se han visto obligados a emigrar recientemente y que se encuentran con el odio de algunos compatriotas que emigraron hace más tiempo, quienes, en vez de orientarlos y ayudarlos, lo que hacen es menospreciarlos y maltratarlos.
Vean el texto a continuación, que ha sido ligeramente editado por nosotros para eliminar errores ortográficos, de redacción y para dar sentido y coherencia al relato:
Que vergüenza el episodio de endofobia que viví con mis amigos ayer en un bar aquí en Madrid.
Resulta que salgo con mis amigos a beberme unas cervezas en un bar al que mis amigos y yo frecuentamos, pedimos nuestras bebidas, llevamos un rato hablando y entra una pareja y se pone a un lado de nosotros a hablar con el camarero que es mi amigo también, venezolano, por cierto.
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De repente mi oído se transporta a la conversación que tengo al lado, (yo pensando) «oye este tiene acento venezolano» (me refiero a uno de los 2 que hablaba con el camarero), para mi sorpresa escucho que dice «¿estos también son de la tribu Yanomami no?» (con un tono despectivo y molesto), yo pensando «¿y a este que le pasa?», les comento a mis amigos, pero lo dejamos pasar.
Esta pareja se sienta al lado de nosotros, pasan 5 minutos o menos cuando escuchamos al tipo en cuestión haciendo comentarios endófobos sobre los venezolanos, “malditos venezolanos los odio”, váyanse de esta mierda son una plaga etc. (siendo él venezolano).
A lo que uno de los camareros le dice que se calme que no nos falte el respeto que él tiene muchos amigos venezolanos y que es un orgullo tener tales personas como amigos, a lo que responde el tipo este, yo soy venezolano, pero llevo 30 años viviendo aquí, los venezolanos que se están viniendo todos son una mierda, que estaba de acuerdo con los panameños que no dejaran entrar venezolanos en Panamá, que prefería tener amigos ecuatorianos.
Pues, palabras fueron y vinieron hasta que el señor resentido social pidió una hoja de reclamación porque el camarero nos estaba defendiendo, al final no la pudo llenar, no tenía argumentos, hizo una llamada a la policía alegando que lo estábamos agrediendo cuando él mismo empezó el enfrentamiento.
No sé que mentalidad tendrá este señor, esta desagradable persona que se atrevió a invadir nuestro espacio, a creerse capaz de agredir a unas personas que puede que no vuelva a ver en su vida, que ni siquiera voltearon a verlo o dirigirle una palabra antes de agredirnos a creer que tiene derecho a menospreciar por creerse «español» porque tiene 30 años aquí viviendo, que asco de persona, que asco de mentalidad, que asco y que vergüenza ajena con las personas que creen que él se puede identificar como venezolano ante cualquier otra nacionalidad.
Rodrigo Díaz
