Tras la fallida operación que dejó cuatro muertos y decenas de heridos en disturbios en las fronteras con Colombia y Brasil, en Venezuela reina la incertidumbre y cada vez se vuelve más difícil encontrar comida. Ante esta situación, cientos de venezolanos, familias enteras y una decena de miembros de las fuerzas públicas optaron por dejar el país a través de pasos irregulares conocidos como “trochas”.
El líder opositor Juan Guaidó, reconocido por unos 50 países como presidente interino de Venezuela, había asegurado que la ayuda humanitaria entraría “sí o sí” el pasado 23 de enero. Pero su plan, por el momento, se frenó por la férrea resistencia de los militares.
La imagen diaria de los puentes limítrofes entre Colombia y Venezuela, donde miles de personas cruzan con maletas, costales y bolsas a cuestas la frontera entre ambos países, se han trasladado a las “trochas”, corredores ilegales usados normalmente por los criminales.
Cerca del puente internacional Simón Bolívar, que conecta a Cúcuta con la venezolana San Antonio del Táchira, ciudadanos de ambos países encontraron un paso ilegal para paliar el cierre de los cruces y se abocaron a territorio venezolano, sin saber qué es lo que se encontrarán del otro lado.
Uno de esos caminos para llegar desde Colombia, como la mayoría de ellos, es de tierra.
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A su paso se ven huecos cubiertos con tablas o bloques de concreto para facilitar el paso de las personas que tienen mayores dificultades para caminar o que no lo pueden hacer.
Entre malezas se abren las trochas por las que pasan a diario unos 35.000 venezolanos para conseguir comida y medicinas en Cúcuta.
Por esas trochas también desertaron miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), algunos con perros, que son escoltados por los soldados colombianos en medio de los aplausos de quienes van por el camino.
¿La ayuda humanitaria?
Aunque no haya entrado a Venezuela la ayuda humanitaria, el bloqueo afectó aún más la imagen del dictador Maduro consideró el analista Michael Shifter, de Diálogo Interamericano (Washington).
Unas 600 toneladas fueron acopiadas en la ciudad colombiana de Cúcuta, pero dos camiones fueron quemados en un puente fronterizo el sábado en el intento de entrada.
Guaidó responsabiliza a Maduro, el gobierno asegura que fueron los mismos opositores. “La instrucción del presidente Duque es que esas ayudas se preserven de la mejor manera posible. Están en contenedores fríos todos los perecederos, y el resto en sitios climatizados”, comentó la vicepresidenta colombiana, Marta Lucía Ramírez.
Los cargamentos regresaron a las bodegas para, según Ramírez, esperar “el momento propicio más adelante” para enviarlas a Venezuela, aunque no sería en el corto plazo.
La ayuda de Brasil son unas 200 toneladas de alimentos no perecederos y medicinas que permanecerán en una base aérea en Boa Vista, capital del estado fronterizo de Roraima. De ellas, unas 10 toneladas están en dos camiones estacionados en Pacaraima, en la frontera, en un puesto militar. Por ahora quedarán ahí, según fuentes brasileñas.
Asimismo, en Curazao –el otro centro de acopio–, migrantes venezolanos que residen en EE.UU. han amarrado dos buques cargados de ayuda, luego de una advertencia de la marina.
Solución pacífica
El Grupo de Lima alejó el “fantasma” de una intervención militar en Venezuela y volvió a pedir que se celebren elecciones en el empobrecido país tras la reunión celebrada ayer en Bogotá, a la que también acudió Estados Unidos y en la que el opositor Juan Guaidó recibió un respaldo unánime como presidente interino. El vicepresidente de Brasil, Hamil Mourao, fue el más contundente al asegurar que para su país la opción militar nunca estuvo sobre la mesa, sino que abogan por “soluciones pacíficas”. (EFE)
